Durante la cumbre APEC 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mundo al autorizar a Corea del Sur el desarrollo de submarinos de propulsión nuclear.
La medida, considerada un punto de inflexión en la seguridad del Indo-Pacífico, fue interpretada como un mensaje directo a China y Corea del Norte.
El anuncio tuvo lugar en Gyeongju, donde Trump afirmó que Washington “confía plenamente en Seúl como socio estratégico”. El permiso para desarrollar submarinos de propulsión nuclear (SSN) rompe con décadas de cautela estadounidense sobre transferencia de tecnología sensible, y refuerza la posición de Corea del Sur como potencia emergente.
Según informó News Digitales, Seúl llevaba años buscando esta autorización, que le permitirá disponer de buques capaces de operar sumergidos durante meses y garantizar una disuasión efectiva frente a Pyongyang. Los expertos coinciden en que la decisión marca “una nueva era de autonomía y confianza” en la relación bilateral.
La “Doctrina Philly” y el nuevo modelo de alianzas
La decisión se enmarca en la llamada “Doctrina Philly”, con la que Trump impulsa una red de cooperación militar-industrial con aliados “confiables”. En este contexto, el conglomerado Hanwha Group trabajará junto a astilleros estadounidenses en Filadelfia para integrar diseño y producción naval.
Este enfoque combina autonomía regional e interdependencia estratégica, reduciendo la dependencia exclusiva del Pentágono y favoreciendo la creación de una red de defensa equilibrada.
Washington subraya que el acuerdo no viola el régimen de no proliferación nuclear, ya que la tecnología aplicada será exclusivamente de propulsión, no armamento. En ese sentido, el proyecto es visto como una alternativa segura y moderna para fortalecer la disuasión convencional en la región.
Impacto regional y reacciones internacionales
La noticia tuvo un efecto inmediato en el equilibrio asiático. China expresó “profunda preocupación” y advirtió sobre el riesgo de una nueva carrera armamentística, mientras que Japón celebró la medida como una reafirmación del eje Washington-Tokio-Seúl. Corea del Norte, por su parte, lanzó amenazas retóricas, pero sin acciones militares concretas.
Analistas militares sostienen que esta decisión refuerza la estabilidad regional al disuadir posibles agresiones y al mismo tiempo abre un nuevo capítulo de cooperación tecnológica entre Estados Unidos y Corea del Sur.
Desafíos técnicos y proyección futura
El desarrollo de submarinos de propulsión nuclear supone enormes retos técnicos. Corea del Sur no tiene experiencia previa en reactores navales y deberá establecer marcos regulatorios y controles de seguridad estrictos. Sin embargo, su capacidad industrial y tecnológica le permitiría concretar el proyecto antes de 2035.
Cada unidad requerirá entre 5 y 8 mil millones de dólares de inversión, impulsando la innovación, el empleo y la industria nacional de defensa.
Una alianza del siglo XXI
El gesto de Trump simboliza una actualización del pacto de seguridad del siglo XXI: los aliados asumen más responsabilidades sin debilitar la estructura de cooperación con Washington. En un contexto global de tensiones crecientes con China y Rusia, esta decisión reafirma a Estados Unidos como garante del equilibrio en el Indo-Pacífico.
Si Corea del Sur logra desplegar su primer submarino nuclear en la próxima década, el mundo presenciará un nuevo paradigma de disuasión compartida y equilibrio tecnológico sin precedentes.




