El gobierno de Venezuela elevó una grave denuncia internacional este domingo, acusando a Trinidad y Tobago y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de orquestar una provocación militar que busca desestabilizar la región caribeña.
La crisis diplomática estalló con la llegada de un buque de guerra estadounidense a las costas de la nación isleña.
Una respuesta a ejercicios militares conjuntos
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, formalizó la denuncia mediante un comunicado oficial. En esencia, esta acción gubernamental respondió directamente al inicio de los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Trinidad y Tobago. Posteriormente, la crisis escalócuando el buque USS Gravely fue avistado frente a las costas de Puerto España, la capital trinitense. Cabe destacar que periodistas de la agencia AFP constataron su presencia, un hecho que el gobierno de Caracas no dudó en interpretar como una acción abiertamente hostil. Finalmente, y de acuerdo con la información oficial a la que tuvo acceso DW, Venezuela calificó toda la movilización como una «operación colonial de agresión militar».
Captura de mercenarios y planes de «falsa bandera»
Para reforzar su argumento, el ejecutivo de Nicolás Maduro anunció la captura de «un grupo de mercenarios», supuestamente vinculados a la CIA. Además, esta grave acusación se produce en un contexto de escalada de tensiones, justo días después de que el presidente estadounidense Donald Trump autorizara operaciones encubiertas de la agencia en Venezuela. En consecuencia, y a partir de esta captura, Caracas afirmó haber determinado que está en curso un plan de «ataque de falsa bandera», el cual estaría destinado a generar un enfrentamiento militar abierto.
El contexto de los bombardeos y la presión regional
La situación se enmarca en una serie de operaciones militares estadounidenses que han incluido bombardeos a presuntas lanchas narcotraficantes en aguas internacionales, con un saldo reportado de 43 fallecidos. Entre las víctimas, se menciona la posible muerte de dos ciudadanos de Trinidad y Tobago, un extremo que las autoridades locales no han confirmado ni desmentido. El gobierno venezolano acusó directamente a la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, de haber «renunciado a la soberanía» de su país, convirtiéndolo en una base para la estrategia estadounidense en la región.
La denuncia deja al descubierto una nueva y peligrosa grieta en la geopolítica del Caribe, con Venezuela posicionándose frente a la creciente presión militar de Estados Unidos y sus aliados regionales. Información extraída del medio DW.




