Trinidad y Tobago se ha convertido en el principal aliado caribeño de Estados Unidos en su ofensiva militar contra el narcotráfico, generando una creciente tensión diplomática con la vecina Venezuela.
La primera ministra Kamla Persad-Bissessar defendió explícitamente el despliegue militar estadounidense en el Caribe, lo que ha desatado represalias económicas y políticas por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
El Firme Respaldo al Despliegue Militar Estadounidense
Según el comunicado oficial del gobierno trinitense del 23 de agosto, Persad-Bissessar declaró que «el despliegue por parte del gobierno de Estados Unidos de activos militares en la región del Caribe para destruir a los carteles terroristas de la droga cuenta con el apoyo total del gobierno de Trinidad y Tobago». La mandataria argumentó que «las únicas personas que deberían preocuparse por la actividad militar de EE.UU. son aquellas que participan en o facilitan actividades delictivas». Este respaldo se materializó con la visita del destructor USS Gravely a aguas trinitenses.
La Justificación: Criminalidad Descontrolada y Recursos Limitados
La primera ministra fundamentó su posición en la grave situación de seguridad que enfrenta su país. En declaraciones reproducidas por medios internacionales, Persad-Bissessar explicó que «la mayoría de los países del Caribe, y en particular Trinidad y Tobago, han estado enfrentando una criminalidad fuera de control durante los últimos 20 años. Los pequeños estados insulares como el nuestro simplemente no cuentan con los recursos financieros ni militares para enfrentarse a los carteles de la droga». Destacó que los carteles se han infiltrado en las altas esferas de la sociedad, debilitando la capacidad estatal para combatirlos.
Las Represalias Venezolanas y la Escalada Diplomática
La postura de Trinidad y Tobago generó una respuesta inmediata de Venezuela. El presidente Nicolás Maduro anunció la suspensión de un acuerdo energético bilateral para la explotación conjunta de yacimientos de gas, incluyendo el Campo Dragón. Además, la Asamblea Nacional venezolana declaró persona non grata a Persad-Bissessar, a lo que la mandataria respondió calificando la medida como «inútil» y retando a Caracas a aplicar la misma sanción a Donald Trump. Como contramedida, Trinidad ordenó la deportación de 200 inmigrantes venezolanos.
El Aislamiento Regional y las Críticas Internas
Trinidad y Tobago se encuentra aislada dentro de la Comunidad del Caribe (Caricom), cuyos otros 14 miembros emitieron una declaración apoyando «el principio de mantener el Caribe como una zona de paz». Según análisis de expertos regionales citados por BBC Mundo, la posición trinitense responde a que «los Estados más débiles a menudo se ven obligados a realizar un acto de equilibrio frente a los asuntos más urgentes». La oposición política local calificó la decisión como «imprudente y siniestra».
El apoyo de Trinidad y Tobago a la operación militar estadounidense en el Caribe ha reconfigurado el mapa geopolítico regional, colocando a esta pequeña nación insular en el centro de una pugna entre Washington y Caracas. Mientras Persad-Bissessar insiste en priorizar la lucha antidrogas sobre las consideraciones diplomáticas, las tensiones con Venezuela escalan hacia niveles sin precedentes, afectando proyectos energéticos vitales y profundizando la división en el seno del Caribe. Información extraída del medio BBC.




