El presidente de BYMA, Claudio Zuchovicki, proyectó un escenario optimista para la economía argentina durante 2026, al que definió como «el año de la economía real».
El reconocido inversor destacó el rol estratégico del país en un contexto global favorable y aseguró que «el Estado nos va a sacar el pie de encima».
El contexto global favorable para Argentina
Durante un encuentro de Somos Pymes analizado por el medio Ámbito, Zuchovicki utilizó una analogía futbolística para describir la oportunidad: «Tenemos un penal con el arquero que se tira para el otro lado». El ejecutivo fundamentó su optimismo en la posición única de Argentina, alejada de conflictos bélicos y con capacidad para exportar energía, minería y alimentos, commodities clave para la revolución de la inteligencia artificial.
El fin de la era del crédito barato y las nuevas oportunidades
El presidente de BYMA señaló que la baja de tasas de interés en Estados Unidos bajo la administración Trump beneficia directamente a América Latina. «Si alguien antes tenía un millón de dólares y vivía de rentas de los bonos estadounidenses, ahora tiene que hacer algo con el dinero porque pasó de una ganancia del 5,5% anual a una del 2,5%», explicó, destacando que este escenario impulsa las inversiones productivas.
El desafío de las jubilaciones y la economía real
Zuchovicki abordó también el tema previsional, afirmando que «todos los Estados están fundidos. El 80% del gasto es en jubilaciones y para financiar eso emitieron dinero». Frente a este panorama, consideró que las personas deberán prepararse para su propia jubilación, lo que dependerá directamente del desarrollo de la economía real y no de las finanzas especulativas.
Un cambio estructural en el sistema financiero
El inversor pronosticó que los bancos deberán reorientar su actividad hacia el sector privado: «Si el BCRA dejó de tomar dinero, los bancos le van a tener que prestar al sector privado. Los bancos van a tener que trabajar de bancos». Esta transformación, sumada a la estabilidad política posterior a las elecciones, crea según Zuchovicki un escenario donde por primera vez en mucho tiempo «no se discutiría el rumbo, sino solo los tiempos y las formas».




