El gobierno de Donald Trump difundió un documento que reconfigura por completo su política exterior y reafirma a América Latina como un eje estratégico de su seguridad nacional
La publicación, titulada Estrategia Nacional de Seguridad, desató reacciones en Europa y encendió el debate sobre el nuevo “Corolario Trump” a la histórica Doctrina Monroe, según informó Radio3.
Una estrategia centrada en reforzar la influencia regional
La nueva doctrina estadounidense plantea un reposicionamiento de Washington en América Latina, priorizando operaciones contra el narcotráfico, presión diplomática para cambios políticos en la región —en particular en Venezuela— y la gestión directa de infraestructuras consideradas críticas, como el Canal de Panamá.
El documento, de 33 páginas, sostiene que EE. UU. aplicará una “presencia militar global ajustada”, con el objetivo de redirigir recursos hacia amenazas hemisféricas y reducir su involucramiento en áreas que, según la visión de la Casa Blanca, han perdido relevancia estratégica.
Migración, fronteras y un mensaje crítico hacia Europa
La publicación también destaca al control fronterizo como pilar de la seguridad nacional y propone el fin de las “migraciones masivas” hacia territorio estadounidense. En este punto, la administración Trump responsabiliza a la Unión Europea por lo que define como “debilidad estructural”, al tiempo que promete apoyar a gobiernos que desafíen las políticas del bloque.
Uno de los pasajes que generó mayor impacto en Europa refiere a un supuesto riesgo de “declive civilizatorio”, con advertencias sobre la posibilidad de una crisis demográfica y cultural en las próximas dos décadas si no se revertieran ciertas tendencias.
Las autoridades alemanas rechazaron rápidamente los señalamientos, mientras que la Comisión Europea optó por no emitir declaraciones hasta analizar a fondo el documento estratégico.
Un giro en las prioridades globales: menos Medio Oriente, más hemisferio occidental
Si bien la Casa Blanca ratifica su competencia con China y mantiene su apoyo a Taiwán, la atención dedicada a Medio Oriente se reduce notablemente. La región aparece mencionada más como un espacio de cooperación que como una fuente de amenazas inmediatas.
El texto reafirma que la seguridad de Israel seguirá siendo prioridad, pero remarca que Medio Oriente ya no representa la urgencia que justificó intervenciones estadounidenses en el pasado. El foco, en cambio, se traslada de forma clara hacia América Latina, la seguridad fronteriza y la reorganización de recursos bajo la impronta “America First”.
Con esta redefinición estratégica, Estados Unidos marca un giro profundo en su política exterior. La mirada vuelve a concentrarse en el hemisferio occidental, en un escenario global que promete reacomodarse a partir de esta nueva doctrina.




