Un informe reciente sobre la evolución de los salarios arroja un panorama de equilibrio frágil. Según el último dato del INDEC, el Índice de Salarios registró en octubre un aumento del 2,5% mensual, superando por un margen mínimo la inflación del mismo mes, que fue del 2,2%.
Esta información del medio Noticias Argentinas, recogida y analizada por la Fundación Libertad y Progreso, revela una tendencia que los expertos califican como un «empate técnico» en la recuperación del poder adquisitivo, con resultados aún lejos de los niveles previos a la crisis .
Pone el foco en la comparación entre el ritmo de los aumentos salariales y la velocidad de los precios. Iván Cachanosky, economista jefe de la fundación, destacó que si bien el dato de octubre es positivo, existe incertidumbre sobre la capacidad de los salarios de noviembre para superar la inflación de ese mes, que ya se conoce (2,5%). “El salario empezó a recuperar rápido, pero quedó levemente por debajo del último techo relativo desde que asumió el gobierno”, explicó Cachanosky, citado por la agencia oficial.
El pronóstico: una mejora condicionada por la baja de la inflación
Los economistas de Libertad y Progreso proyectan un escenario más favorable para 2026, pero bajo una condición clave: la desaceleración sostenida de la inflación. Cachanosky afirmó que esperan que la inflación mensual continúe bajando hasta rondar el 1% hacia agosto o septiembre del año próximo. Este fenómeno sería el principal motor para que los salarios del sector privado se acerquen de manera más sólida al nivel que tenían antes de la crisis económica.
“Eso va a permitir que el salario —principalmente el del sector privado— quede más cerca del nivel que tenía antes de que se geste la crisis heredada”, sostuvo el economista. Este pronóstico optimista está íntimamente ligado a las perspectivas macroeconómicas generales, como la posible consolidación de un superávit fiscal y el control de la emisión monetaria.
El problema de fondo: empleo formal estancado y crecimiento de la informalidad
Más allá del análisis coyuntural, el informe advierte sobre un problema estructural que limita la recuperación: el mercado laboral. Según Cachanosky, los datos muestran un crecimiento preocupante del sector privado no registrado (informal), mientras que el empleo formal se encuentra «un poco estancado».
Este diagnóstico apunta a la necesidad de cambios profundos. En ese sentido, Cachanosky señaló que reformas laborales y un contexto político no electoral podrían crear las condiciones para una mayor formalización del empleo. “Cuanto más se avancen las reformas, mejor va a ser para los salarios”, concluyó, sugiriendo que la mejora salarial sostenible está ligada a la generación de empleo de calidad.
El incremento de octubre es una luz de alerta positiva, pero la batalla por recuperar el poder adquisitivo de los argentinos dista de estar ganada. La recuperación salarial se mantiene en un terreno movedizo, donde cada décima de inflación marca la diferencia. El éxito en 2026 dependerá de la combinación virtuosa de políticas que logren estabilizar los precios y, al mismo tiempo, reactivar la creación de puestos de trabajo formales, el verdadero cimiento para una mejora duradera de los ingresos de las familias.




