Martín Buzzi fue de los primeros en darse cuenta de las ventajas que acarrea en su camino a la reelección una polarización nacional entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. Es que ello corre de la escena a Sergio Massa, lo cual directamente influye en las chances de su rival provincial, Mario Das Neves.
Será por eso que prácticamente día por medio el mandatario provincial se ocupa de difundir su pensamiento sobre la política nacional, cada vez más convencido de que entre el gobernador de Buenos Aires y el alcalde porteño surgirá el sucesor de Cristina Kirchner. ¿A quién preferirá él en el fondo?
De hecho, esta semana se lo verá a Buzzi del brazo de Karina Rabolini en la provincia, haciendo campaña por los principales candidatos del Frente para la Victoria (FpV) en el país y en la provincia. Si las elecciones fuesen el próximo domingo, la ventaja que lleva en Comodoro le alcanzaría al gobernador para compensar lo que Das Neves podría restarle en otros distritos. Eso dicen los números de una encuesta que celosamente guardan en una oficina de un funcionario importante de esta ciudad.
Si algún dolor de cabeza le trajo a Buzzi haberse jugado tan temprano por Scioli, teniendo en cuenta los humores de los funcionarios nacionales que influyen sobre la Presidente, actualmente lo compensa viendo que los eventuales adversarios kirchneristas del bonaerense no se acercan a su intención de voto, razón por la cual cada vez está más cerca de ser quien defienda el modelo de los últimos 12 años en los próximos cuatro, lo cual haría celosamente vigilado por los cancerberos ideológicos que terminaron de moldear su idea del mundo en aquellas famosas tertulias con Néstor Kirchner que tenían lugar luego de cada partido de fútbol de los sábados.
Por el contrario, Das Neves debe lamentar cada día haberse pronunciado tan pronto a favor del ex intendente de Tigre, que sigue cayendo en las encuestas a tal extremo que mientras lo abandona su tropa de la provincia de Buenos Aires, él ya no tiene pruritos en mostrarse junto a lo más rancio del peronismo, como el misionero Ramón Puerta y el sindicalista que proponía dejar de robar por dos años, Luis Barrionuevo, quien asegura que Massa “le gana por paliza” a Scioli.
Y también el yerno de Fernando Galmarini debe peregrinar hasta Salta para mostrarse junto al precandidato a gobernador Juan Carlos Romero, el mismo que fuera candidato a vicepresidente de Carlos Menem en 2003. En fin. De allí que no sea descabellado suponer que termine jugando una interna con Adolfo Rodríguez Saá y José Manuel de la Sota, casi como aquella fantochada que hicieron hace cuatro años Eduardo Duhalde y el otro Rodríguez Saá, el latin lover que les robó fugazmente el corazón a Esther Goris, Patricia Lage y Leonor Benedetto, antes de sentar cabeza con Delfina Frers.
El caso es que al líder del ChuSoTo tampoco lo favorece el clima interno de su provincia y de su movimiento, ya que al mayor aire que ahora encuentran los radicales ensoberbecidos por su alianza con el PRO y que reflotan denuncias por supuestas irregularidades cometidas durante los ocho años de hegemonía “dasnevista”, se le suma la falta de coordinación entre sus huestes y de un conductor alternativo que centralice la estrategia mientras el líder natural no está por las razones que él mismo se encargó de explicar en aquella conferencia de prensa previa al acto del 14 M.
De hecho en Comodoro sus precandidatos a intendente lavan la ropa sucia a la vista de todos; uno de ellos presenta una denuncia por carencias en la salud pública que justamente tuvieron su origen en la década pasada cuando las emergencias se atendían en los hospitales de Trelew y Madryn, mejor dotados que el Regional, donde a las apuradas se inauguró una sala de terapia infantil luego de la muerte de un nene al que habían atropellado en Km 8.
Se ha vuelto tan confusa la estrategia de campaña del ChuSoTo que mientras un diputado pide públicamente que sus adversarios se abstengan de repetir la sigla que sintetiza el nombre que eligieron para su partido; otros difunden un acto natural de un escribano como si fuera una reivindicación de los pueblos originarios y algunos se olvidan que la información ya no se monopoliza y que basta googlear para saber si un diputado estuvo presente o no en una sesión legislativa.
En este contexto, Das Neves se debe sentir obligado a los golpes de efecto y por ello cada tanto anuncia un nombre para su hipotético gabinete, con tan mala fortuna que son viejos conocidos en Comodoro y para nada simpáticos. El eventual ministro Coordinador, Víctor Cisterna, por ejemplo, es el mismo que en las postrimerías de su gobierno, siendo ministro de Economía, presionó al intendente y a los concejales de Comodoro para que se endeudaran con aquel empréstito que supuestamente serviría para obras públicas. ¿Fue así? Hace poco, Javier Touriñan recordó por enésima vez que fue el entonces gobernador quien vetó cualquier nueva inversión para el acueducto de Comodoro. Y el hoy precandidato a intendente del FpV era diputado provincial; es decir que estaba en las entrañas del poder. Como ahora.
El último nombre que anunció Das Neves fue el de Walter Ñonquepan para Chubut Deportes. Justo aquél al que en Comodoro todos debían rendir pleitesía para conseguir algún subsidio. Lo acaba de recordar el periodista Ricardo Scazzino, alguien que sabe leer la estrecha relación que hay entre política y deporte y que fue testigo de los padecimientos de la CAI, Huracán, Newbery o Gimnasia para formar planteles competitivos que le posibilitaran competir con chances en sus ligas.
Con figuras así, ni falta hará que finalmente Néstor Di Pierro presente la segunda parte del análisis de su equipo económico sobre lo que no hizo en Comodoro el gobierno que condujo la provincia entre diciembre de 2003 y el mismo mes de 2011.
Por Horacio Escobar El Patagonico