Hace casi dos semanas que el caudillo chusotista está internado y, pese a los intentos, desde su espacio nadie fue capaz de generar propuestas o hechos de consideración en la agenda política. Los candidatos del ChuSoTo no aparecen y esperan que su líder convaleciente venga a reactivar la campaña. Las debilidades de un esquema planteado en torno a un proyecto personal. Preocupación por el futuro.
El viernes 28 de agosto, en el Hospital Austral de Buenos Aires, Mario Das Neves fue operado del cáncer de colon que lo aqueja. Desde ese entonces, no se sabe nada de él, salvo las noticias sobre su recuperación que dan a conocer sus voceros.
La ausencia de Das Neves, vista en términos políticos, hubiese sido una gran oportunidad para mostrar la consistencia de su propuesta política y la solidez de los equipos que acompañan al führer chusotista. Pero durante todo este tiempo, nadie en el ChuSoTo fue capaz de tomar la lanza y mantener encendida la llama de su conductor herido, ni aun juntándose para procurar darle fuerza a su mensaje.
Los candidatos no aparecen por ningún lado, y parece que estuvieran esperando que en plena convalecencia su líder aparezca para reactivar la campaña.
Se trata de un dato para nada menor, puesto que revela la esencia misma de un proyecto que fue concebido alrededor de una sola persona y que es incapaz de generar agenda más allá de ella.
Hay que reconocer que intentos no faltaron. El primero de ellos vino de la mano de la estrategia comunicacional que dirige Mariví, la hija de Mario Das Neves, quien salió a colgar de las redes sociales una serie de videos en los cuales Mariano Arcioni, Cecilia Torrejón, Jerónimo García y Adrián Maderna procuraron venderse como “el mejor equipo”. Sin embargo, en casi una semana los cuatro videos apenas sumaron unas 300 visualizaciones, dejando en evidencia la poca fuerza del mensaje o de sus voceros.
Otra de las tentativas de ocupar espacio la protagonizaron los candidatos a intendentes chusotistas del Valle. La autoproclamada “cumbre” hizo muy poco ruido y muchas menos nueces, y terminó siendo una simple foto acompañada por un par de párrafos de generalidades olvidables.
También Víctor Cisterna y Alejandro Pagani jugaron sus fichas, saliendo de gira por la Meseta y por el sur de la provincia –dos de las regiones donde el ChuSoTo obtuvo peores resultados en las PASO-, pero al igual que los otros referentes fueron incapaces e mover el amperímetro.
Con su cacique ausente, el ChuSoTo apenas fue capaz de generar propuestas y hechos de un impacto muy limitado. De esta manera, dejó al desnudo algo que ya se venía sospechando: que no hay dasnevismo más allá de Mario Das Neves.
Quizás esa sea la razón por la cual su mujer, la diputada Raquel Di Perna, y su hijo, el concejal Pablo Das Neves, en sucesivas ocasiones dieron a conocer que “en pocos días” el cacique estaría volviendo a la provincia. Con esto, ratificaron que el vacío en el que se encuentra sumergido el ChuSoTo solamente puede ser llenado por la presencia de su imprescindible, aún convaleciente.
Este carácter de imprescindible en un esquema netamente personalista siembra, ante todo, dudas de cara al futuro. ¿Qué puede suceder si por motivos de salud Das Neves se ve obligado a alejarse nuevamente, ya sea de manera temporal o definitiva? ¿Será capaz Mariano Arcioni, sin ningún tipo de experiencia anterior, de mantener el barco a flote? ¿Podrá alguna vez el dasnevismo tener cuadros políticos que impongan agenda?
En la respuesta a estos interrogantes está la clave para dilucidar muchas de las cosas que podrían ocurrir en la provincia. Desde el ChuSoTo deberían darle a la sociedad algún tipo de certidumbre. Mientras tanto, con un esquema político pendiente de la salud de una sola persona, ese proyecto puede estar transitando el sendero de una mayúscula irresponsabilidad institucional.