«El nene no va a la escuela y es su derecho. Tiene que haber una respuesta. Ellos hicieron abandono de persona; no les importó Santiago y su derecho a estudiar. Tiene una discapacidad motora no cognitiva», plantea María del Carmen Herrera.
María del Carmen Herrera es la mamá de Santiago, un niño de 6 años que cursa primer grado en la Escuela 146. El niño tiene una discapacidad motora denominada hemiparesia y a partir de una mala praxis sufrió la amputación de una mano, comentó su madre quien hoy está luchando para que vuelva a estudiar ya que sin un acompañante terapéutico no puede asistir a clases.
Con esa finalidad, luego de deambular por distintas instituciones que defienden los derechos de los menores de edad, decidió crear un sitio en Facebook para que se conozca la situación que atraviesa su hijo. La página se denomina «por la inclusión de Santi y sus derechos como niño con capacidades diferentes».
Herrera explicó a El Patagónico que su hijo tiene la cobertura del Programa Federal «Incluir Salud» –una obra social para personas que perciben pensión por discapacidad- y que debido a lo que ofrece ese organismo por el servicio de acompañante terapéutico –unos 7 mil pesos- y a los requisitos que se solicitan a los fines de realizar esta tarea, es que ella ha entrevistado a casi 30 personas que se postularon, pero que cobran un promedio de 18 mil pesos por realizar esa labor, un monto que la obra social se niega a pagar.
«Armamos una página; esto es una pelea silenciosa porque ya recorrí todos los lugares», afirmó angustiada. «Fui a Defensoría y ni siquiera hicieron un recurso de amparo, sino un oficio destinado a la obra social. Una persona se postuló, ofreció un presupuesto y no fue aprobado tampoco», cuestionó.
LUCHA
Herrera volverá mañana a la Defensoría de Menores para que se exija al Ministerio de Educación que tenga el mismo acompañante que tuvo durante el jardín. «El nene no va a la escuela y es su derecho. Tiene que haber una respuesta. Ellos hicieron abandono de persona; no les importó Santiago y su derecho a estudiar. Tiene una discapacidad motora no cognitiva», subrayó.
La mujer pide por todos los medios que se cumplan las leyes porque hoy al nene «no le están dando inclusión. ¿Cómo le explico que no puede ir a la escuela?», cuestionó. «El Ministerio de Educación debería, creo yo, ayudarnos de alguna forma. Por mi parte y desde Defensoría estamos tratando de que se hagan valer los derechos de los niños con capacidades diferentes como mi ‘Santi’, a la inclusión y contar con la seguridad de una asistencia completa durante todo el año escolar», subrayó.
Mientras continúa con los trámites y la burocracia que implica, la mujer no puede concurrir a su trabajo. «Estoy harta de esos lugares, estresada. En la Municipalidad me atendió alguna vez una asistente social pero no hubo más novedades, recorrí todos los lugares del Estado, escuché a 25 acompañantes que piden una locura. Yo soy monotributista; trabajo seis horas y gano 13 mil pesos», expresó.
El Patagónico