Alrededor de 200 países, prácticamente todos los del mundo, han cerrado este sábado en Kigali (Ruanda) un acuerdo internacional para reducir el uso de los hidrofluorocarbonos (HFC), unos potentes gases de efecto invernadero muy utilizados en el sector de la refrigeración. Los HFC se empezaron a emplear en los años noventa del siglo pasado en sustitución de los gases que dañaban de la capa de ozono. El acuerdo alcanzado ahora supondrá que el empleo de hidrofluorocarbonos se reduzca entre un 80% y un 85% a mediados de siglo en el planeta. Los países desarrollados empezarán a recortar el uso de HFC en 2019, antes que el resto de Estados.
El Protocolo de Montreal, el tratado de 1987 para evitar el deterioro de la capa de ozono, es uno de los ejemplos de los pactos internacionales medioambientales que han tenido éxito en las últimas décadas. Con este pacto, que entró en vigor en 1989, se logró frenar la destrucción de la capa de ozono gracias a la erradicación de los clorofluorocarbonos para la refrigeración. Pero la alternativa que la industria de los aires acondicionados y refrigerantes son los hidrofluorocarbonos. Se trata de unos potentes gases de efecto invernadero: impiden que la tierra se enfríe y, por lo tanto, contribuyen al calentamiento global.
Los hidrofluorocarbonos forman parte de los llamados contaminantes climáticos de vida corta. Permanecen en la atmósfera entre cinco y diez años, por lo que los expertos auguran que su erradicación tendría efectos inmediatos para reducir el calentamiento global. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el acuerdo cerrado este sábado en Kigali evitará un aumento global de la temperatura a final de siglo de hasta 0,5 grados centígrados.
Aunque su presencia en la atmósfera es mucho menor que el CO2 —el principal gas de efecto invernadero—, las proyecciones indican que el uso de los HFC se disparará (ya aumenta a un ritmo del 10% anual) si no se pone freno. Además, los hidrofluorocarbonos retienen mucho más el calor que el CO2.
El pacto alcanzado en Ruanda supone incluir una enmienda a aquel Protocolo de Montreal de 1987 para reducir el uso de HFC, que no daña la capa de ozono pero si tiene efectos sobre el cambio climático.
El acuerdo incluye un calendario de reducción del uso de estos hidrofluorocarbonos, que se empezará a aplicar en 2019 para los países desarrollados y concluirá para todos a mediados de siglo. Para entonces, el uso de los HFC se habrá reducido entre un 80% y 85% aproximadamente. Según la Fundación Europea del Clima, la aplicación de la enmienda equivale, a efectos del calentamiento global, al cierre de la mitad de las plantas de producción de energía con carbón de China o a retirar 500 millones de coches de las carreteras del mundo.
Diferenciación
Como ha ocurrido con el resto de tratados internacionales sobre el clima, en la negociación de esta enmienda sobre los hidrofluorocarbonos ha estado presente la diferenciación entre los países desarrollados y los que están en desarrollo. Los Estados en desarrollo, como China o India, defienden que Occidente lleva muchas más décadas emitiendo contaminantes y gases de efecto invernadero a la atmósfera. Por lo tanto, según este razonamiento, tienen que asumir un esfuerzo mayor. Además, países como India temen que estas regulaciones internacionales puedan frenar su crecimiento futuro.
Por eso, para aplicar la enmienda de reducción de los HFC se han creado tres grupos de países. En el primero están los desarrollados, que tendrán que empezar a aplicar las reducciones del uso de hidrofluorocarbonos en 2019. Ese año deberán bajar un 10% su utilización, tomando como base el periodo comprendido entre 2011 y 2013. Para 2036, la reducción será del 85%.
El segundo grupo es de países en desarrollo y en él está presente China, el Estado más contaminante en este momento. El periodo que se toma como base para los recortes será el comprendido entre 2020 y 2022. El primer año de aplicación, también con una reducción del 10%, será el 2029. Para el 2045, el recorte será del 80%.
En el tercer grupo se sitúa India y algunos países árabes como Irán e Irak. En su caso, el periodo base estará entre el 2024 y el 2026. Y el primer recorte del 10% no llegará hasta el 2032. En 2047, la reducción será del 85%.
La enmienda también incluye la creación de un fondo para permitir la reducción de estos contaminantes. La cantidad exacta no se fijará hasta el próximo año, en la cumbre anual de seguimiento del Protocolo de Montreal. Según ha recordado el PNUMA, ya existen sustancias, como el amoniaco o el dióxido de carbono, que podrían sustituir los HFC sin dañar la capa de ozono y con menor impacto climático.
Hitos climáticos
En las últimas semanas se están dando pasos importantes en la lucha contra el cambio climático. La ratificación por parte de la Unión Europea y de siete de sus Estados miembros (entre los que no figura España) del Acuerdo de París contra el calentamiento global ha permitido que se reúna el número de países y emisiones de CO2 suficientes para que entre en vigor este acuerdo histórico el próximo 4 de noviembre.
Por otro lado, la Organización de Aviación Civil Internacional(OACI) acordó la semana pasada el establecimiento de un sistema de mercado de emisiones de CO2 para los vuelos internacionales. Este futuro sistema no impedirá que crezcan las emisiones, pero establecerá un tope —que se fijará en 2020— que obligará a las compañías a hacer compensaciones cuando lo excedan.
«El año pasado en París se prometió mantener el mundo a salvo de los peores efectos del cambio climático. Hoy en día estamos cumpliendo esa promesa», ha declarado este sábado el director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Erik Solheim.