El gobierno de Schiaretti y la oposición de Cambiemos sufrieron un duro revés al finalizar el año. La pretensión del Ejecutivo de aprobar en las últimas sesiones legislativas del 2016 la modificación de la ley de bosques fue abortada por la presión popular y la movilización callejera.
La marcha realizada el miércoles 28 que se dirigió a la Legislatura fue masiva (algunos organizadores estiman una concurrencia de 10 mil manifestantes) y coronó en las calles el triunfo popular.
Al conocerse el ante proyecto del oficialismo, cocinado entre cuatro paredes con la Sociedad Rural y Cartez, rápidamente agrupaciones ambientales, campesinas y científicos salieron a repudiar lo que a todas luces era una ley del desmonte.
Entre otros puntos críticos el ante proyecto promueve y subsidia la aplicación de ganadería intensiva y la utilización de las especies exóticas en el monte nativo, no habla de reservas forestales intangibles, no existe en su letra ninguna limitación al uso del rolado, habilita el desmonte químico, suprime la pena de arresto, disminuye los montos de las multas aplicables en un 33%, posibilita la restauración de bosques nativos quemados con especies exóticas, se excluye de la figura de bosques nativos a los matorrales, no hay limitaciones al uso de medios motorizados en la intervención de los bosques, habilita la minería en áreas I y II de conservación, entre otros aspectos negativos.
La primera expresión organizada contra la ley en el marco de una audiencia pública convocada en la puerta de la legislatura por el Frente de Izquierda y otros legisladores que reunió a más de 300 activistas. El gobierno tomó nota del punto e ingresó un proyecto para limitar las movilizaciones callejeras cerca del recinto y, por otro lado, llamó a una audiencia pública formal a 200 km de la capital para descomprimir el descontento y blindarse de una supuesta ´participación ciudadana´.
Pero la maniobra del gobierno tuvo poco vuelo, las asambleas resolvieron vaciar la audiencia y convocar a un festival en las inmediaciones de la Legislatura, el corazón político de la provincia.
Paralelamente la justicia fallo a favor de un amparo que invalidaba la audiencia. Mientras los reclamos se extendían por todo el interior provincial con cortes de ruta en localidades como San Marcos, Cruz del Eje o Mina Clavero, se fijó una nueva fecha de movilización general el miércoles 28 nuevamente hacia el recinto.
Finalmente, el oficialismo bajó el tratamiento del proyecto. Luego de que legisladores de Cambiemos y de la propia Unión por Córdoba empezaron a esbozar posibles modificaciones, la crisis política llegó hasta Schiaretti que instó a buscar un consenso mayoritario antes de que salga la ley, una clara señal para que propios y ajenos no saquen los pies del plato.
Los cañones apuntan ahora hacia el 2017 cuando se retome la discusión, como prenda de cambio el schiarettismo ya ingresó un proyecto de forestación que será presentado a la población como progresivo, advertimos desde ya que su forestación es trucha, buscan subsidiar la implantación de vegetación exótica con fines comerciales para favorecer a la industria maderera.
El activismo debe sacar todas las conclusiones de esta experiencia para abordar fortalecido la próxima etapa. En primer lugar, no depositar ni un ápice de expectativa en el gobierno que, frente a la profunda crisis económica por la que atraviesa el país, como buenos empleados de las empresas y los grupos concentrados del agronegocio buscan generar nuevos negociados que permitan mantener o incrementar las ganancias.
En segundo lugar mantener en pie el proceso de movilización. Contra la expulsión de los campesinos, redoblemos la defensa del bosque nativo.