Santiago, un niño mendocino de ocho años que se conmovió con el dolor de las víctimas de los incendios en Chile, realizó la peculiar donación afirmando que “les mando lo que tengo. Perdón que es poco”.
En medio del complejo escenario que viven más de 3 mil damnificados en Chile a raíz de los incendios forestales, la ayuda internacional se ha multiplicado hasta hacer sentir, desde diversos puntos del mundo, una profunda solidaridad hacia el pueblo chileno. Lo anterior ha quedado demostrado en el numeroso arribo de brigadistas voluntarios de Perú, Colombia, Venezuela, Francia y Estados Unidos, entre otros países, además de los ofrecimientos de parte de autoridades de herramientas y aeronaves para combatir la emergencia.
Pero los gestos de fraternidad no sólo se han limitado a la institucionalidad: a través de redes sociales y organización, se han levantado numerosas campañas de recolección de alimentos, ropas y una larga serie de artículos necesarios para ir en ayuda de las y los más perjudicados por la catástrofe que suma ya varios días. En este contexto, una peculiar ayuda hizo noticia desde el otro lado de cordillera, donde un grupo de amigos organizó un centro de acopio en el garage de una casa.
Santiago, un niño de no más de ocho años, llegó hasta el evento en la localidad de Malargüe, en Mendoza, y anunció que iba a colaborar con todo lo que tenía: unas monedas, unos parches curitas, caramelos, un billete de cinco pesos (que equivale a unos 204 pesos chilenos) y unos dulces chupetines.
Según consignó Cooperativa, un joven llamado Óscar, encargado de recibir las donaciones en su casa, señaló a un medio argentino que “la imagen de este nene no me la voy a olvidar jamás”.
El pequeño Santiago entregó su donación en una bolsita junto a una carta, en donde señala que: “En Chile se están quemando las casas de la gente, les mando lo que tengo. Perdón que es poco. Muchos cariños. Soy Santiago“.
El Desconcierto (Chile)