La caravana que salió del Aeopuerto El Tehuelche se fue engrosando en la llegada a Trelew.
Matthysse y su equipo, conformado por su padre Mario, su sobrino Ezequiel -hijo de Walter- y su cuñado Mario Narváez -esposo de Soledad y hermano de Omar- habían llegado al país esta mañana alrededor de las 7.30 en el vuelo 997 de American Airlines que había partido ayer por la tarde -hora argentina- desde Dallas.
Con muchas ganas de volver a casa, Lucas y su familia ya habían reservado pasajes en un vuelo de Andes que aterrizó en Puerto Madryn alrededor de las 14.
La logística de la búsqueda la comandaron su mujer María del Carmen, su madre Doris, su hermana Soledad y su cuñada Yanina, en la conducción de los vehículos que llegaron hasta el Golfo.
En el regreso, la parada obligada fue la Estación de Servicio Mika, donde los amigos, algunos familiares y vecinos de Las Mil Viviendas se habían apostado para esperar al «campeón» o «La Masacre».
Lucas detuvo su camioneta en el parador, previa seña de luces, saludando al grupo que comenzaba a aclamarlo. Se bajó en ojotas de la misma marca que las botas azules que utilizó el Canelo ante Chávez Jr.
Enseguida empezó a abrazar uno por uno de sus amigos y conocidos, a sus amigos de la infancia que lo bancan a morir, a los compañeros de Defensores de Las Mil, a los vecinos que le contaban que una abuela de más de 80 años se negó a internarse el sábado para poder ver su pelea.
Simplemente «el Lucas», o el «campeón» que nunca va a cambiar, a pesar de los títulos. Matthysse les fue prestando los títulos intercontinentales CMB y AMB que obtuvo al vencer a Taylor.
Simplemente «el Lucas», o el «campeón» que nunca va a cambiar, a pesar de los títulos. Matthysse les fue prestando los títulos intercontinentales CMB y AMB que obtuvo al vencer a Taylor.
Nadie quería quedarse sin la foto, mientras las bocinas de los camioneros saludaban desde la ruta y los playeros de la estación observaban curioso la inusual escena.
Radio 3 había sido el único medio radial que había llegado al lugar y que en el comienzo de la charla hizo alusión al vídeo de casi 15 minutos que un grupo de personas; su familia, sus amigos, sus vecinos, deportistas como Vanshi Thomas y Narváez, y otras personalidades, le hicieron para motivarlo antes de la pelea.
«Estaba saliendo para Las Vegas cuando vi el vídeo y se me cayeron un par de lagrimas. Ver a mis amigos, a toda la gente que me mandó fuerza, estuvo muy bueno», dijo agradecido Lucas.
«Pensé que iba a ser una pelea más dura, Taylor es un buen rival, pero lo enganché de entrada, sintió mis manos y las sentía cada vez que llegaba, metí presión gracias a la preparación que hice en Trelew, me fui bien puesto de acá y la terminé mejor en Estados Unidos», resumió sobre su regreso triunfal al pomposo boxeo norteamericano, que significó también su debut en la categoría welter.
«Tengo que seguir trabajando duro, hacer un buen planteo físico con la masa muscular porque me voy a quedar en los 66 kilos. Igual me sentí muy bien», advirtió el ex campeón mundial súper ligero.
«Subí tranquilo, antes de ir al estadio me propuse yo mismo disfrutar la noche, me dí tranquilidad
yo solo, sabía de la preparación que había hecho. El estadio estaba muy lleno, sabía que tenía que hacer 10 rounds y hacía un año y medio que no peleaba», contó.
«Sentí el apoyo de la gente, de los mexicanos y muchos argentinos que se acercaron. Pelear en Las Vegas es como hacerlo en el patio de mi casa», dijo con una mueca de sonrisa.
«Yo sabía que la gente esperaba lo que iba a hacer después de tanto tiempo de inactividad. La prensa de Estados Unidos destacó que había sido la mejor pelea de la velada, que lo digan allá sobre un boxeador de una ciudad chica de la Argentina, me hace sentir orgulloso», aseveró el boxeador de 34 años.
«Cuando me hablaron de la pelea de Taylor yo dije que sí. Como siempre, agarro las buenas peleas y por suerte se terminó enseguida», sostuvo sobre la envergadura del rival y las dudas de su promotor de foguearlo con alguien que nunca había perdido por la vía rápida.
«Lo agarré con la primera derecha cuando estaba por terminar el round, lo sintió y empezamos el plan de pelea, de seguir atacando, bien cerrado en la guardia y metiendo presión», contó sobre el favorable desarrollo.
Taylor intentó complicarlo con un cabezazo en el segundo round, cuando ya avizoraba una definición antes de tiempo: «me hicieron siete puntos en el ojo, pero cuando llegué al rincón Joel (Díaz) me dijo que era un tajo y me lo controló enseguida, no me sangró más. Después en el camarín me dí cuenta que el tajo era grande», contó.
Elogió el perfil de su nuevo entrenador, el mexicano Joel Díaz: «por eso quería ir a trabajar con él, es muy importante para un boxeador que te levanten desde el rincón, aparte todos los días en el gimnasio; que había ido a ganar, que si no ganaba el rival me iba a sacar las cosas que eran para mi hija. Son cosas fuertes, pero hacen que uno suba enchufado», remarcó.
«No hablé nunca del retiro, quería descansar, estuve 11 años viviendo en Junín y la verdad que fueron muy duros», admitió con la voz entrecortada.
«Quiero pelear con los mejores como siempre, se habla de Pacquio o García, aunque todavía hay que hablar lo de la posibilidad de volver a Las Vegas. La gente de Golden Boy me quiere meter en la cartelera del 16 de septiembre, pero veremos con qué rival. Si me dicen que tengo que pelear en septiembre, la semana que viene volveré a entrenar. Seguramente me tendría que ir más tiempo a Estados Unidos», analizó Matthysse.
«Se me vio bien, pero hay que seguir trabajando. Tal vez una pelea importante sería muy rápido después de 19 meses sin pelear, pero soy boxeador y debo estar preparado para quien me pongan enfrente», fundamentó, siempre con los pies sobre la tierra.
«Ahora viene el asado con amigos y con los pibes de Defensores de Las Mil que siempre están conmigo. Me pone muy contento que me vengan a recibir», sostuvo un emocionado Lucas.
Después prosiguió una ruidosa caravana que atravesó la ruta primero, pasó por Barrio Los Aromos y rodeó todas Las Mil Viviendas hasta llegar a la casa familiar en el sector «F», donde los vecinos alborotados salieron a recibirlo y a sacarse más fotos.
Radio 3