El enemigo vivía a 80 metros, a la vuelta de la esquina y esa noche, la que Abril Sosa (4) desapareció para siempre, estaba tomando cerveza con ellos, con su familia. Daniel Ludueña (35) había dicho que la última vez que vio a la nena ella lo siguió por la vereda y él le compró caramelos. Su papá, Cristian, también los vio juntos. El mismo Ludueña después ayudó al padre y a la mamá, Mayra, a buscar a su hija por todo el barrio. Y fue él también el que dio la pista clave para encontrar su cuerpo. Ahí estaba Ludueña, adelante de todos, en todas las fases del crimen. Pero nadie lo vio hasta que Abril apareció asesinada en un descampado.
“Me ayudó a buscar a mi hija cuando él mismo la tenía. Tiene una mente muy enferma. No sé en qué cabeza cabe una cosa de éstas, de venir a golpearte la espalda y decirte: ‘Ya va a aparecer’”, dijo ayer Cristian Sosa, el padre de Abril.
Su hija estuvo desaparecida durante 44 horas hasta que el horror salió a la luz: su cuerpo apareció en un baldío ubicado en Anacreonte y Jujuy, en la zona norte de la capital cordobesa. El propio Ludueña fue quien condujo hasta allí a los investigadores. Luego, se comprobó que ese mismo recorrido de 20 cuadras, desde la pensión donde vivía hasta el descampado, es el que había hecho el sospechoso en un remís el lunes a las 5.57, según el registro de GPS del auto, informaron fuentes policiales a Clarín.
Para la fiscal Claudia Palacios, que estuvo al frente del caso hasta el martes, la primera hipótesis del crimen era la de un ajuste de cuentas narco, según informó Télam. “Mientras él asesinó a mi hija y no le tuvo compasión en nada, nos investigaban a nosotros. Quiero Justicia para Abril, no me importa lo que hablen de mi”, se quejó ayer la madre en diálogo con TN. Además, su marido denunció que bajo esta misma hipótesis la Policía “le pegó” cuando lo interrogaron en su casa.
Con el avance de la investigación, todas las sospechas se centraron en un ataque pedófilo en manos de Ludueña. Ayer, la fiscal Palacios finalizó su turno y su colega Patricia García Ramírez tomó la posta del caso. La primera medida que ordenó fue la realización de la autopsia sobre el cuerpo de Abril. “Con eso tendremos el 50 por ciento del caso resuelto”, dijo una fuente judicial a este diario. Los resultados del examen se esperan para hoy y, además de dilucidar cómo murió, serán clave para saber si Abril fue abusada sexualmente. Con la autopsia, la fiscal indagará a Ludueña, que se encuentra detenido en una cárcel de Córdoba imputado, a priori, por “homicidio agravado por alevosía”. El acusado ya tiene asignado un defensor oficial.
Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que Abril fue víctima de un “ataque pedófilo”. En paralelo, fuentes policiales informaron a Clarín que Ludueña tiene antecedentes por “delitos contra la propiedad” y “violencia de género”. Y además, en las redes trascendió un comentario de la mamá de Abril en el que lo increpaba por “meterse” con su otra hija, de 16 años.
“Che puto culiado que te pasa con la luna te voy a reventar la cabeza, gil”, fue el comentario que Mayra Sidra le dejó a una foto de perfil de Ludueña en su Facebook tiempo atrás. “Se quiso hacer el vivo”,explicó la mujer en declaraciones al Canal 12 de Córdoba. “Ya sospechábamos de Daniel Ludueña”, agregó la mujer, que está embarazada, y fue más allá con su tesis: “Yo decía que tenia que ser alguien que ella conociera, que le tuviera confianza como para irse con él”. Ludueña, que vivía en una pensión sobre Tissera al 400 a la vuelta de la casa de Abril, solía reunirse con la pareja, sobre todo los fines de semana hasta altas horas de la madrugada, según informaron fuentes del caso a Clarín.
El sábado a la noche, Ludueña estaba en lo de los Sosa tomando cerveza y, alrededor de la medianoche, volvió para la pensión donde vive. La sospecha más firme es que llevó a Abril engañada hasta su habitación. Uno de los datos que más les llamó la atención a los investigadores son los aritos y el lapiz labial que encontraron en el cuarto de Ludueña. Creen que los había comprado en las últimas horas para atraer a Abril. Cuando la Policía le preguntó por esos objetos, el hombre dijo que eran para su hija, a la que no ve hace varios meses Cuando el lunes a la tarde lo fueron a buscar a la casa de su novia -ya lo habían echado a pedradas sus vecinos de la pensión-, no se resistió. Es más, él mismo fue el que guió a los investigadores hasta el descampado donde ocultó el cuerpo. “Se quebró y dijo que la violó y ahorcó”, indicaron voceros al diario La Voz del Interior.
Otra de las pruebas en su contra es el rastro que los perros marcaron desde lo de Abril hasta la pensión donde vivía Ludueña, ese enemigo que hasta el lunes nadie había visto.
clarin.com