Después de estar dos años parada, la elefanta Pelusa, la más grande la Argentina con 52 años, se recostó el sábado pasado en su santuario del Jardín Zoológico de La Plata y no se volvió a levantar. Los especialistas que la asisten informaron que el animal entró en la etapa final de su vida y no van a ayudarla a levantarse porque temen que no pueda mantenerse de pie.
«Hace cinco años que Pelusa sufre de Pododermatitis crónica, una enfermedad producto del cautiverio y de haber vivido en un ambiente que no le correspondía respecto a su especie», señaló Germán Larrán, subsecretario de Gestión Ambiental. De acuerdo al especialista, la elefanta tuvo una infección en sus patas traseras porque «tenía un piso no adecuado».
Desde el municipio montaron una carpa para proteger a Pelusa del rocío y del frío, la cubrieron con mantas y entibiaron el ambiente con varios calefactores de pie, mientras un equipo de profesionales se mantuvo a su lado de manera permanente. «Tomamos la decisión de que si ella no intenta levantarse por más de que pueda, no podemos ayudarla porque no va a tener fuerzas para mantenerse de pie», dijo Larrán, que contó a TN que la están monitoreando «para que esté tranquila y no sufra».
Con respecto a la medida, el equipo veterinario del zoológico y los especialistas de la Fundación Franz Weber, con Scott Blaise al frente, recordaron que la experiencia en casos similares demostró que «ese curso de acción puede entrañar riesgo de muerte». En este punto, el especialista destacó que hacía dos años que no se podía recostar. «Tratar de ayudarla a levantarse puede ser agotador para un elefante, causar más daño y más dolor porque no puede liberar la presión de sus patas», explicó.
«Lamentablemente, esto no fue en la dirección que deseábamos. Ayer por la tarde comenzó a mostrar menor respuesta a los estímulos. Su torrente sanguíneo y los valores de los análisis comenzaron a desmejorar», detalló el especialista, que remarcó que todo indica que Pelusa «está en la etapa final de su vida».
Pelusa nació en cautiverio en Hamburgo, Alemania, en 1966, y a sus dos años fue apartada de su madre y trasladada al Zoológico de La Plata. En 2016, después de que se detectó que sufría de la infección en la patas, el Municipio comenzó las gestiones, junto a organismos internacionales y expertos en el tema, para trasladarla a un Santuario de Brasil para mejorar su calidad de vida en un ambiente más apto y junto a otros elefantes de su misma especie.
En paralelo, en julio del año pasado la comuna construyó una platea de hormigón junto a una nueva estructura con hierros y malla metálica en su hábitat. Además, tapizaron el suelo con un nuevo piso de caucho que le permite descansar las patas, teniendo en cuenta que los escombros y el material calcáreo que estaba obligada a pisar no eran buenos para su salud.
En zoológicos de la Argentina hay actualmente 10 elefantes: Pelusa en La Plata; una hembra llamada Sharima en Luján; tres en el ex zoo porteño: Mara (una paquiderma asiática recuperada del Circo Rodas) y las hermanas africanas Kuki y Pupi. En tanto, en el zoológico de Mendoza hay cuatro ejemplares: el macho asiático Tamy, la hembra africana Kenya, y las hembras asiáticas Pocha y Guillermina; mientras que en el de Entre Ríos está la hembra Merry, también oriunda de Asia.
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