La fiscalía había solicitado que sea condenado por exceso en la legítima defensa, la querella había pedido el homicidio simple, y la defensa solicitó su absolución.
Después de tres audiencias y los alegatos finales, el jurado interpretó que hubo legítima defensa y que el carnicero no tuvo intención de matar al delincuente.
“Estoy contento porque se hizo justicia. Yo sabía que era inocente. Nunca dudé del resultado del veredicto”, dijo apenas culminó el juicio.
“Mi vida sigue criando a mi hija y laburando. Poder trabajar para tener mi carnicería, que es el sueño que tengo”, indicó el carnicero, al tiempo que resaltó que le queda una “gran tristeza” luego del hecho que protagonizó. “Voy a laburar para tener lo mío, lo que he perdido”, agregó.
Exactamente a las 16.40, cuando la tensión dentro de la sala se hacía insostenible para todos los presentes, el presidente del jurado le comunicó a la jueza que habían llegado a la conclusión de que Oyarzún era “no culpable” y por lo tanto quedaba en libertad.
Apenas conocida la sentencia, el carnicero rompió en llanto y se abrazó con su abogado y sus familiares más cercanos. Minutos después salió a la puerta de los tribunales de Campana para encontrarse con el resto de su familia y sus amigos, quienes estuvieron en la puerta desde las 9 de la mañana.
Entre festejos y gritos de aliento se abrazó con su madre, su padre y sus hermanos. “Le digo gracias a toda la gente que me apoyó. A todos. Cuando escuché el veredicto lo primero que pensé es que iba a poder seguir criando a mi hija cómo lo venía haciendo, con la frente en alto”, dijo entre los gritos de festejo de sus allegados.
Durante los alegatos, el abogado Ricardo Izquierdo, que defendió a Oyarzún había asegurado que existía un plan criminal dentro de la cárcel para asesinar al carnicero si quedaba preso. Señaló al otro asaltante que quedó preso por el robo a la carnicería como autor de ese plan.
“Fue a defender sus bienes. Él sabía en todo momento qué hacía. Lo dijo la psicóloga. Estaba yendo a recuperar su plata”, explicó Izquierdo al finalizar el juicio, que se llevó a cabo dos años después del robo a la carnicería.
El caso ocurrió el 13 de septiembre de 2016, cuando dos personas ingresaron a la carnicería de para robarle y, tras disparar varias veces dentro del local, se llevaron 5 mil pesos.
Según la investigación, Oyarzún salió a perseguir a los ladrones con su auto y en la huida los dos delincuentes se cayeron de la moto en la que se escapaban. Fue en ese momento que el carnicero alcanzó a uno de ellos, lo atropelló, lo aplastó contra un poste y lo hirió de gravedad. Horas después, el delincuente falleció.
El Patagónico