La victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil supondrá unareconfiguración de las relaciones comerciales con la Argentina. El futuro ministro de Economía de Brasil Paulo Guedes fue contundente: “El Mercosur no será prioridad”, anticipó, en lo que será uno de los ejes económicos del país vecino, socio estratégico de la Argentina.
Guedes aclaró que Bolsonaro “no romperá ninguna relación comercial”, pero calificó al bloque fundado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay como una “prisión cognitiva” porque impide comerciar unilateralmente con otras regiones.
En esta línea, dijo en conferencia de prensa que no comerciarán sólo con los países de Latinoamérica, sino que apuestan a “negociar con el mundo”.
Según informó TN, el futuro ministro de Economía de Brasil dijo que no serán “prisioneros de relaciones ideólogicas” sino que harán “comercio”.Explicó que la relación con la Argentina tampoco será “prioridad” e insistió en que lo esencial será comerciar “con todo el mundo”, ante una consulta de Clarín.
Anunció una serie de medidas de ajuste fiscal y de privatizaciones, para la gestión que arrancará el próximo 1° de enero de 2019. Explicó que el objetivo será llevar a cero el déficit, que actualmente se ubica en U$S 40.000 millones, y que la primera gran acción será avanzar con la reforma jubilatoria.
“Para atacar el segundo ítem de los gastos públicos haremos privatizaciones y para el tercero será necesario una reforma del Estado para bajar los gastos en la máquina publica, reducir impuestos y generar en tres años 10 millones de empleos nuevos”, anticipó.
“Brasil tiene 30 años de expansión de gastos públicos descontrolados. Ese modelo corrompió la política, hizo subir los impuestos, los intereses e hizo crecer la deuda como bola de nieve”, dijo Guedes en conferencia de prensa en un hotel en Rio de Janeiro.
Economía con desempleo y pobreza
Bolsonaro recibirá un país que todavía busca el camino de la recuperación, después de sufrir la crisis económica y política más importante de su historia. Los últimos números recién empiezan a mostrar una incipiente reactivación, que se verá desafiada por un programa de Gobierno opuesto al de las administraciones del Partido de los Trabajadores y que profundizará el camino de reformas iniciado por Michel Temer.
Entre 2015 y 2017, Brasil sufrió la recesión más fuerte de su historia, lo que precipitó la crisis institucional que terminó con el juicio político y la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff.
La asunción de Temer implicó una renovación de la confianza de los mercados internacionales hacia el país, pero todavía se siente el impacto del retroceso económico.
Los datos económicos más frescos comenzaron a reflejar una tímida recuperación de la actividad y una mínima reducción de las tasas de desempleo.
Los analistas privados hablan de la necesidad de implementar una serie de reformas que estimulen la productividad y la consolidación fiscal.
ADN Sur