Nada cambió, tal vez en lo discursivo. Pero los jubilados, entrampados en la obra social PAMI, siguen padeciendo la desatención y la falta de solución de problemas crónicos e insufribles.
El obtener un turno es uno de ellos. Como hace mucho tiempo, el primero de cada mes representa para un jubilado el esfuerzo de pararse por varios minutos en un cola a la intemperie para obtener un turno al oculista.
Sucede en Pecoraro, entre 25 de Mayo y 9 de Julio. La cola de casi una cuadra es una postal religiosa de cada inicio de mes, con la incertidumbre, siempre, de desconocer cuantos serán los «bendecidos» con una consulta al oftalmólogo.
«Podrían darnos un lugar cubierto, donde no tengamos que tomar tanto frío, o calor en el verano, y estar tanto tiempo parados», sostuvo una jubilada con justa razón.
«No sabemos cuantos turnos van a dar, lo que nos dan siempre es alguna sorpresa desagradable», resumió otra vecina.
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