Nueve de las 20 principales economías del planeta, que explican 53% del producto mundial, están creando condiciones que elevan el índice de incertidumbre política.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China se exacerba. China ha anunciado a fin de la reciente semana la imposición de aranceles a productos estadounidenses en un incremento de la tensión bilateral, después de medidas similares que recíprocamente ya se habían impuesto entre ambos; lo que además hace suponer que Estados Unidos reaccionará nuevamente con retaliaciones por su parte.
La tensión entre ambos se agrava, pero tiene la particularidad de no estar aislada sino de encabezar una nueva marcha del planeta hacia la consolidación de tensiones. Conflictos, desorden y controversias. La guerra comercial no ocurre, pues, aisladamente o en un mundo que en el resto es armónico, sino que es el principal de un conjunto de episodios que enrarecen la situación global. La economía del planeta tiene unos 30 países que ejercen influencia relevante y, como parte de ese nuevo tiempo de tensión, muchos de ellos también contribuyen por su parte a mayor incertidumbre, la que genera dudas sobre el futuro económico inmediato, así lo informo ambito.com
La guerra comercial, es cierto, ha ido más lejos de lo que se supuso. Aranceles, impactos en las cotizaciones reciprocas de las monedas, movimientos de Estados Unidos tendientes al regreso de empresas norteamericanas desde China (o al menos para que se dirijan a otros países de Asia) y un tenso clima entre ambos que genera incertidumbre y afecta los planes y decisiones de las empresas; todo pone en riesgo la intensidad del comercio entre ambos, de los flujos de inversión de empresas de los dos países en el otro, pero también del comercio total mundial (se tata de los dos principales actores del comercio mundial) y del producto bruto total planetario (son las dos potencias mayores de la economía del globo).
Debe decirse que el mundo tiene en esta controversia un conflicto de gran impacto pero que esa controversia no es la única. Además de este conflicto entre las dos mayores economías de mundo (EEUU, que genera 25% del producto global, y China que lo hace en 16%); se están produciendo el proceso del Brexit (el Reino Unido es la 5ta economía del mundo generando 3,2% del producto total); las inestabilidad[ME1] política en Italia (8ª economía del planeta, que crea el 2,2% del producto planetario); las recientes y crecientes controversias surgidas entre Brasil (la 9ª economía mundial, que participa con 2,1% del producto global) y Europa por razones político ambientales -y el alineamiento del presidente Bolsonaro con los EEUU del presidente Trump-.
Además, las tensiones surgidas entre Rusia (la 12va economía mundial, que genera 1,8% del producto del mundo) y no pocas potencias del globo por su posicionamiento y sus incursiones internacionales (y su clima político interno, con discutidos episodios ocurridos con la oposición política al presidente Putin); la dificultad para formar gobierno en España (14va economía del planeta, que genera 1,6% del producto del globo); además de la presencia de Arabia Saudita (18ª encomia del planeta, que crea 0,8% del producto mundial) en la tensión política en la región, o las controversias que surgen del funcionamiento del cuestionado sistema político liderado por el presidente Erdogan en Turquía (20va economía del globo, que contribuye con 0.8% del producto del planeta).
Así, 9 de las 20 principales economías del planeta, que explican 53% del producto mundial, están creando condiciones que elevan el índice de incertidumbre política.
Y se ha dejado afuera de esa lista anterior (de esas 20 mayores de este grupo conflictivo) a Francia, aunque sufre por las presiones de brotes nacionalistas y por sus chalecos amarillos en las calles y a México, que con su nuevo gobierno del presidente López Obrador vive en un clima político tenso interno, que además enfrenta su ya viejo clima de violencia interna y enfrenta tensiones ocasionales con Estados Unidos que crean un clima intranquilo en la región.
Del mismo modo que no se ha considerado en aquella lista (peor pudo habérselo incluido) a otros países que no están entre los 20 mayores pero sí están cerca de ellos en relevancia (están entre las mayores 30 economías del mundo) y tienen sus problemas locales o sus tensiones regionales, como Taiwán (y sus cruces con China), Irán (y su posicionamiento en el conflicto de Medio Oriente), Nigeria (y sus problemas de violencia interna) y Hong Kong (con sus marchas en las calles en protesta por la influencia china).
Por eso, el Economic Untertainty Policy Index se encuentra en alrededor de 300 puntos, y desde enero de 2017 ingresó en una zona de máximos registros históricos en 30 años.
Sin embargo, la globalización no se ha retraído, el comercio internacional se mantiene en niveles robustos (25 billones de dólares de exportaciones totales en el mundo en 2018, el máximo nominal histórico). Pero esto ocurre en un nuevo mapa: un mundo en el que los países compiten y no cooperan, en el que las instituciones internacionales flaquean y prevalece el poder a la legalidad internacional (porque el consenso solo se logra entre quienes se respetan recíprocamente y porque se ha puesto en discusión el basamento de las legitimidades de cada uno).
Es un mundo en el que la política interna tiene una menor capacidad, los consensos internaciones se han perdido y la tecnología hace que las empresas avancen por su cuenta esquivando la incertidumbre y las controversias. Por eso, pese a todo, la economía sigue. Hay un choque entre la economía tecnologizada y trasnacional que hasta ahora avanza igual (como puede), y la política desde los países, que crea tensiones y destruye valor.
Este es el mundo en el que Argentina debe regresar a niveles de participación que ha perdido. Pero que necesita retomar. No es el mejor momento, pero ello no justifica seguir afuera. Hay que elegir socios, decidir estrategias, escoger campos de juego. Y se requieren por eso atributos especiales.