El bioquímico y vecino Héctor Genetti realizó la denuncia en la Dirección de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Trelew e informó a la Cooperativa de Aguas y Cloacas.
“El hedor se difuminó alrededor de la una de la mañana. Se presentaron las autoridades al día siguiente, pero no se encontraron rastros de la fuente”, comentó.
En comunicación con Radio Ciudad (87.9 MHz), Genetti contó lo sucedido –acompañado de la delegada vecinal Gladis González-, con el fin de concientizar sobre la eliminación de residuos de manera apropiada.
“Un litro de aceite contamina diez mil litros de agua, no se degrada fácilmente y es una sustancia con muchos usos reciclables. Los detergentes son utilizados de manera abusiva y al drenar genera desoxigenación y putrefacción, es decir aguas muertas”, explicó para los vecinos en general, pero también apuntó al caso puntual: “El yodo vertido el lunes pasado tuvo que haber sido una disolución de lugol. Se usa mucho en laboratorios clínicos, químicos e industriales. Los frascos de yodo desublimado tienen vapores muy fuertes. En el ambiente no suelen concentrarse, pero puede producir irritación, lagrimeo y tos”.
“Me trajo a colación un hecho serio que ocurrió en Avellaneda en 1993 y que llevó a la declaración del Día Nacional del Medio Ambiente: Un matrimonio llamó a su hijo porque se sentía mal. Éste marcó para la ambulancia y cuando llegaron los enfermeros había siete personas muertas. Un industrial había tirado ácido en una punta de la cloaca y otro sustancias cianuradas, en la otra punta. En el medio se encontraron y generó una burbuja de cianuro. Un año después la causa prescribió y ambas empresas fueron absueltas”, recordó el bioquímico.
“Si no se toma consciencia de que cada acción individual aporta y, en la suma, se logra un efecto muy grande, pronto estaremos sin agua potable”, concluyó.