En el tramo final de la campaña, Mauricio Macri sigue apostando al formato de campaña que inauguró el 28 de octubre en Barrancas de Belgrano: continuará con su gira por 30 ciudades de todo el país y comunicando una propuesta por día.
El Gobierno se abraza a la disciplina partidaria y comunicacional que se fijó después de las PASO y que incluye entrevistas diarias con medios locales de las ciudades que visita y recorridos por obras con las que pretende subrayar «los hitos de su gestión».
La marcha del «Sí Se Puede» le devolvió oxígeno a Juntos por el Cambio. En cada uno de los actos, la afluencia de público fue en ascenso. En el horizonte sobresalen la multitudinaria convocatoria para el próximo sábado en el Obelisco, a la que los propios militantes llaman “la marcha del millón” -por la cantidad de manifestantes que esperan reunir- y el cierre en la capital cordobesa. “Va a ser fuerte”, anuncian en el comando de campaña sobre la cita porteña.
Esa movilización tendrá además réplicas en distintas ciudades del país y del extranjero. El Gobierno se ilusiona con sumar voluntades entre los cerca de 500 mil argentinos habilitados para votar en embajadas y consulados.
Tras el debate presidencial, Macri dirá presente este lunes a las 17 en Paraná, en una nueva parada de la Marcha del «Sí Se Puede» que le devolvió aire, iniciativa y cercanía al líder de Juntos por el Cambio.
El martes volverá a mostrarse con María Eugenia Vidal en la Provincia, luego del acto que compartieron este sábado en Olavarría. Con la gobernadora volverá a reunirse el próximo 23 en Mar del Plata. Tras las PASO -con la excepción de Florencio Varela- los dos dirigentes evitaron recorrer juntos el Conurbano, donde el oficialismo tiene pocas chances de mejorar su performance.
El miércoles será el turno de las localidades cordobesas de Río Cuarto y Carlos Paz. El jueves regresará a Santa Fe para visitar Reconquista. El jueves viajará a Saenz Peña, Chaco.
El viernes regresará a un distrito oficial y visitará Corrientes, gobernada por el radical Gustavo Valdés. Tras el acto en el obelisco, el jefe de Estado visitará la capital jujeña, donde se mostrará con Gerardo Morales. Los dos mandatarios provinciales del radicalismo, apuntan a mejorar su performance, en sus distritos tras las primarias en las que sufrieron una dura derrota en sus territorios.
Un día después llegará a Rosario, la ciudad elegida por el Frente de Todos para cerrar su campaña previa a las PASO. Luego, quedarán los cierres de Mar del Plata y Córdoba.
Algunos de los próximos anuncios del mandatario girarán en torno a las obras de infraestructura, salud y a medidas económicas. Estaba previsto que el mandatario anunciara nuevas medidas para el plan nacional de prevención de embarazo adolescente, aunque finalmente no lo haría. Prefieren evitar críticas tras la reafirmación de la postura del Presidente en contra de la legalización del aborto, que repitió en las últimas marchas en las que se repitieron las alusiones a valores cristianos como Dios y Familia.
En la Ciudad apuestan a que el tono de la campaña y la polarización aumentarán en los últimos días de actividad proselitista. En la Casa Rosada lo relativizan a medias. “Es una campaña en la que hablamos de nosotros y de nuestros valores”, destacan.
Hasta ahora el Presidente evitó cruzar de manera directa a Alberto Fernández y al kirchnerismo. Aludió de manera elíptica, en cambio, a las declaraciones de Axel Kicillof sobre el narcotráfico.
Miguel Pichetto y Patricia Bullrich son dos de los dirigentes que se salen del libreto oficialista para contrastar ambas gestiones.
Para entrar al balotaje, en el Gobierno reconocen que -además de aumentar la participación y votantes- es necesario que Alberto Fernández resigne entre 500 mil y un millón de votos.
Las menciones al “alivio al bolsillo” y a “la recuperación del salario” seguirán dominando el discurso presidencial. La agenda sigue enfocada en la clase media por dos razones. La primera es que en ese segmento está su base dura y natural de votantes. La segunda, más importante, es porque sostienen que en el país el 80 por ciento del electorado se reconoce de clase media. “Es una manera de hablarles a todos”, se sinceran cerca del Presidente.