Así se lo dijo en su momento el ex ministro coordinador de gabinete, Alberto Gilardino, al propio Mario Das Neves preocupado por la alevosía con la que Diego Correa utilizaba el principal despacho de Fontana 50 para recibir el retorno de plata negra proveniente de la obra pública, tal como se está ventilando en la causa llamada «Revelación».
La escena fue recreada hoy por el fiscal Héctor Iturrioz en diálogo con Radio Chubut, al explicar que parte de la mecánica que el propio Gilardino describió como testigo fue avalada por pruebas que se fueron aportando a lo largo de la investigación.
Para el fiscal, no hay ninguna duda que el jefe de la asociación ilícita fue el propio gobernador fallecido aunque el ejecutor era Diego Correa, su secretario privado y mano derecha.
«Quedate tranquilo, no pasa nada» le habría dicho Mario Das Neves a Gilardino para tranquilizarlo sobre la inquietante mecánica de cohecho que se hacía cada vez más manifiesta y utilizando su propio escritorio.
Iturrioz también recordó los dichos del propio Patricio Musante, responsable de Sudelco, quien también enlodó al ex gobernador a quien recordó como el que lo llamó para advertirle que se le había terminado la corona y debía llevar la platita, similar a lo que expuso en su momento el dueño de «Peña construcciones».
El fiscal brindó estos detalles para desenmascarar la mecánica de pago de retornos con fondos destinados a la obra pública que eran cobrados por los empresarios, previo dejar un porcentaje en los despachos oficiales.
En ese marco, Iturrioz apuntó también contra el empresario de Comodoro Rivadavia Federico Piccione, quien dijo en la última audiencia que era una víctima de extorsión cuando está acreditado que era «el valijero» encargado de juntar la plata en la capital del petróleo para repartirla entre los funcionarios.
Piccione ayer declaró en contra de Iturrioz a quien acusó de presionarlo para que delate a otros empresarios y funcionarios a cambio de mejorar su situación procesal.
«A Piccione no lo conocía personalmente aunque había sabido de él por la llamada causa Apadrinados» relacionada con el lavado de activos, que luego fue desdoblada.
Aseguró que luego habló dos veces con Piccione, ambas conversaciones irrelevantes, por lo que mal puede referirse a él como que lo intentó apretar.
De cualquier manera consideró que su declaración es parte de una estrategia para enlodarlo que viene desde hace mucho y que responde a un esquema de la defensa de los imputados que él enfrentará como corresponde.