La propuesta de dieta se diseñó para ayudar a que los pacientes con síndrome metabólico —un conjunto de afecciones, entre ellas niveles altos de azúcar, hipertensión, bajo colesterol bueno, triglicéridos elevados y grasa abdominal excesiva— terminen por sufrir diabetes, como les suele pasar. Pero también se puede aplicar a cualquiera que quiera adelgazar. Porque es, básicamente, muy sencilla: limitar la ingesta de alimentos dentro de un marco de 10 horas y ayunar las 14 siguientes, que incluyen las del sueño.
A partir del entusiasmo que han generado los resultados del llamado ayuno intermitente —que puede ser tanto saltarse una comida al día como pasar varios días sin alimentos sólidos— un nuevo estudio puso a prueba esta modalidad más fácil de acomodar a la vida de una persona que trabaja. “Observamos una reducción del 3% en el peso y un 4% en la grasa abdominal,” dijo a NPR la doctora Pam Taub, cardióloga de la Escuela de Medicina de San Diego, en la Universidad de California.
Por ejemplo, si alguien desayuna a las 8 de la mañana, no debería comer nada más luego de las 6 de la tarde. Si le gusta cenar más tarde, tendría que demorar más el desayuno. Lo único importante es respetar que las comidas se realizan dentro de esas 10 horas, y las 14 restantes el cuerpo no ingresa ni una caloría. Lo único que se permite —y, en realidad, se aconseja— es agua, para mantener una buena hidratación.
“No les pedimos que cambiaran lo que comían”, explicó Taub. Y, sin embargo, se produjo una modificaión: al ajustar los horarios, los participantes en el estudio —19 personas, 13 hombres y seis mujeres— redujeron su consumo de calorías en un 8,6% espontáneamente. Además observaron que «los niveles de colesterol mejoraron, así como los de la presión sanguínea”. Algunos participantes también hablaron de beneficios en el sueño y en los niveles de energía.