En Comodoro Rivadavia, Renata Hiller, Natalia Barrionuevo, Paolo Paris y Belén Aguinaga, investigadores y académicos, estudian el trabajo femenino en la Cuenca del Golfo San Jorge y cómo se conforman las relaciones de género en la economía hidrocarburífera. ADNSUR mantuvo una charla con algunos de ellos para entender las nuevas configuraciones del mundo petrolero con la inclusión de mujeres, las situaciones que se generan adentro y afuera del campo, los imaginarios aún establecidos y lo complejo de trabajar a cientos de kilómetros, sobre todo siendo madre y sostén de familia.
¿Qué los motivó a investigar sobre mujeres en la industria petrolera?
Renata: Creo que terminamos investigando sobre trabajo y mujeres en la Cuenca del Golfo San Jorge porque nadie lo había hecho. Queríamos saber qué había en ese mundo de trabajo leído en perspectiva de género y deshaciéndonos de algunos sentidos comunes que están muy arraigados y que legitiman desigualdades de género y de clase. Esta manera de leer la economía extractiva hidrocarburífera con una perspectiva de género es discutir con la academia y con el sentido común. Empezamos con un relevamiento de qué se había dicho sobre mujeres y trabajo en la cuenca en una perspectiva más histórica y encontramos baches, porque hay periodos que no están estudiados por la historiografía de Comodoro y que para nosotros son importantes comenzar a relevar sobre todo el momento desarrollista de las empresas extranjeras. Siempre discutimos con el relato ypfecéntrico que se tiene porque no pasa hace mucho tiempo en la región.
¿Cómo sería esa relación del relato ypfecéntrico con la actualidad?
Nuestro objetivo es mostrar que las mujeres participamos de la producción y reproducción de esta ciudad, que no tenemos un rol subsidiario en lo más mínimo, tanto por las tareas no remuneradas y que no las hace más YPF, sino las propias mujeres. La empresa (por YPF) no pasa más por tu casa a cambiarte la bombita de luz, por ejemplo. No existe más aquella empresa paternalista que acompañaba la vida del trabajador. Las mujeres estamos más integradas al mercado laboral en condiciones mucho más desfavorables probablemente, con menores tazas de trabajo registrado, con salarios más bajos en áreas menos reconocidas. Otra de las cuestiones que marcamos es que no existen relaciones de género y de producción de forma separadas.