El presidente Bartomeu respaldó en su cargo a Abidal luego de la polémica. La Pulga tiene la posibilidad de una salida al final de esta temporada si se va a una liga menor.
El presidente de la eterna sonrisa hizo lo que correspondía. Descargó un camión cisterna de agua helada en el incendio y ganó tiempo. A mitad de año habrá cambios profundos en la conducción deportiva del Barcelona. Josep María Bartomeu no podía hacer otra cosa que escuchar a Lionel Messi y sostener, aunque sea temporariamente, a Eric Abidal. La amenaza de que el rosarino ejecute la cláusula de rescisión es un arma poderosa.
Recapitulación: Abidal, el secretario técnico, dijo a Sport que “algunos jugadores no estaban satisfechos y no trabajan mucho” con Ernesto Valverde, por eso impulsó su sustitución. Messi le respondió con una story en Instagram: “Cuando se habla de jugadores habría que dar nombres porque si no se nos está ensuciando a todos y alimentando cosas que se dicen y no son ciertas”.
Ese cruce fue el resultado lógico de una larga serie de desencuentros entre Messi y el plantel con el ex compañero Abidal. La junta directiva del Barça, no es inocente.
Por la mañana, Gerard Piqué, Sergio Busquets y Sergi Roberto, los otros tres capitanes, se reunieron a solas con Messi en el vestuario de la ciudad deportiva. En esa cumbre de peso pesados respaldaron al rosarino. Luego, salieron a entrenar. Casi a la misma hora, Eric Abidal llegaba al Camp Nou para reunirse con Abidal pero el presidente estaba en Bruselas representando al club en un acto oficial del Parlamento europeo acompañando al gobierno catalán. Desde la capital belga había hablado telefónicamente con Messi. Escuchó lo mismo que había leído en Instagram pero, sobre todo, la queja de Leo de que le atribuyeran decisiones que no toma, como sacar y poner técnicos o comprar jugadores.
Bartomeu también habló con Abidal y quedaron en encontrarse en las oficinas del estadio, cuando volviera de Bruselas. Durante toda la tarde se especuló que de ese encuentro saldría el despido o la dimisión del francés. El cónclave empezó a las 19, duró casi dos y media y también estuvo Oscar Grau, el CEO del club y hombre de peso en la directiva.
Cuando Abidal subió a su Land Rover rojo sabía que mantenía el cargo sólo porque es momento de sumar inestabilidad al equipo en época crítica de competiciones. Debilitado, continuará. Seguramente en el verano europeo será reemplazado.
Abidal le dijo a Bartomeu que su intención no fue cargarles el despido de Valverde a los jugadores, que lo habían interpretado mal o que no había sido claro en su mensaje. Desde el entorno del francés dejaron trascender que Abidal también le reprochó al presidente que nunca le dio el poder suficiente. Y le recordó que recomendó el cambio de técnico en junio porque “se veía venir” un derrumbe del equipo. Es la versión Abidal y puede que algo de razón tenga. La directiva nunca lo hizo plenipotenciario porque lo consideraban más un ex jugador cercano al vestuario y no un gerente, como sus antecesores Robert Fernández y Pep Segura.
Si a Abidal le faltó poder o gestionó mal, ya es historia pero los resultados están a la vista. Con Valverde en el banco sondeó a Mauricio Pochettino, Thierry Henry y en Qatar se reunió con Xavi para ofrecerles el cargo de entrenador. Siguió Valverde.
Durante el verano fracasó en la repatriación de Neymar. Llegó Griezmann pero dejó una plantilla corta porque sin el brasileño no contrató a otro delantero. Se lesionó Luis Suárez y aún así cedió al juvenil Carles Pérez a la Roma. La mala suerte se ensañó con él porque se rompió Dembelé que estará out hasta el año próximo. Por lo tanto, Messi-Griezmann son los únicos delanteros puros.
Los futbolistas asistieron mansamente a toda la gestión de Abidal, al margen de que el secretario tuviera o no todos los atributos decisorios. De ninguna manera podían tolerar que los responsabilizaran del cambio de técnico. Casi no había relaciones con Abidal. Así como Bartomeu lo consideraba solo un “ex jugador”, los jugadores veían que Abidal era cada vez menos “ex jugador “y más gerente. El francés hizo saber que varias veces quiso hablar a solas con Messi y que Leo siempre eludió la invitación.
Tolerado por necesidad en los escritorios y rechazado por el vestuario, Abidal tiene los días contados.
A 24 horas de un partido eliminatorio de la Copa del Rey, cuando el equipo debe jugar octavos de la Champions y el torneo doméstico entra en su etapa decisiva con la visita al Real Madrid dentro de 25 días, Bartomeu no podía tirar por la ventana a Abidal y darle la victoria por nocaut a Messi. Tampoco puede sostener a su secretario técnico el año próximo. ¿Se arriesgaría a un portazo de Messi? Leo puede darlo. Con contrato hasta el 2021 goza de la misma cláusula que tuvieron en su momento Iniesta y Xavi, decidir irse de manera unilateral. Tiene dos condiciones: comunicarla antes de mayo e irse a una “Liga menor”. Menudo problema. ¿Quién define cuál es una “Liga menor”? ¿La Federación, la Liga, el club, el propio Messi? Llegado el caso y en terrenos de suposiciones habida cuenta que en España sostienen que su competición es “la mejor del mundo”, ¿jugará en contra el slogan marketinero si Messi fuera tentado desde la Premier inglesa?
L a caravana catalana estará hoy en San Mamés. Bartomeu se sentará en el palco de la Catedral. También Abidal pero antes acompañará a Samuel Umtiti a un juzgado y volarán en avión privado, aparte de la delegación. Umtiti debe presentarse en un juicio en el que la propietaria de la casa que alquilaba le reclama 180.000 euros por los destrozos que, dice, dejó el defensor en la vivienda. También sufre estas cosas el Barça.
Messi sabe que, a larga, la victoria será suya. Si no… El vestuario observa expectante lo que ocurra en las oficinas, mientras está urgido de conseguir resultados en el campo. Leo maneja la “institucionalidad” con los tres capitanes. Son más cercanos Busquets y Sergio Roberto, hay más distancia con Piqué, aspirante a la presidencia del club. A la mesa del 10 se sientan Luis Suárez y Jordi Alba y son “admitidos” Arturo Vidal, Rakitic y Arthur. Ese grupo había sostenido a Valverde. Luego, el “clan francés” formado por Lenglet, Griezmann, el holandés de Jong y el arquero alemán Ter Stegen, es señalado como el que agitó el fuego que quemó a Valverde. Y que Abidal nunca apagó.
A Quique Setién no le tocaron tiempos fáciles en el Barça. Ayer, en el día más caliente del club asumió su responsabilidad en la rueda de prensa previa al partido en Bilbao. “Messi ya tiene la experiencia y al capacidad suficiente para decidir las cosas que tiene o no tiene que hacer. Yo no me voy a meter en la vida de Messi ni en la de nadie, no soy padre”, dijo sobre el entuerto con Abidal.
El técnico prefirió hablar de lo suyo. “Solo me interesa lo que es el fútbol. Lo demás son situaciones que no puedes controlar y no me ayudan en mi trabajo, así que no me desgasto en ellas”, añadió. Y remató: “es cierto que hace un mes no tenía problemas, pero ¡benditos problemas!…A mí me empuja el viento del norte, que es muy fuerte, así que no me caigo tan fácilmente”, señaló Clarín.