Horario para todo. Para pasear, para ir a almacén, para entrar y salir del trabajo. La segmentación del día, según edades o sectores de la economía, es el elemento más novedoso en el borrador del gobierno para flexibilizar la cuarentena que, así y todo, extenderá otras dos semanas.
Alberto Fernández prevé insistir con la idea de salidas recreativas, que a pesar del rechazo inicial ya aplicaron más de diez provincias, y quiere avanzar con un modelo que permita abrir sectores de la economía y el comercio.
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La clave de lo que contó Clarín el fin de semana respecto a que busca sacarse el «chip» de sanitarista para volver a poner el foco en lo económico.
Entre esas dos aguas se mueve el presidente. Este miércoles advirtió que levantar la cuarentena sería «llevar a la muerte a miles de argentinos» pero, a su vez, cree que es imprescindible, e inevitable, que haya mayores flexibilizaciones.
Lo que viene, la etapa de cuarentena que arrancará a partir del próximo lunes, estará cruzado por esa dualidad y montado a tres elementos puntuales: cómo administrar el transporte público, horarios acotados y rígidos para funcionar y distinción de zonas rojas donde el Covid-19 está en etapa crítica.
En los últimos días, en varias provincias y ciudades grandes, empezó la apertura de comercio e industrias, actividades liberales y salidas recreativas. Todo funciona con horarios estipulados y con regímenes de apertura limitada. Ese rasgo es clave para lo que viene y que el Gobierno nacional anticipó cuando propuso salidas de una hora.
En el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA, que abarca Capital más Conurbano), y ciudades grandes, la hipótesis que exploran en la Quinta de Olivos, aunque está supeditada a la decisión última de los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, es avanzar de manera paulatina con aperturas según horarios establecidos.
La segmentación de horarios comerciales, según la actividad y el rubro, figura en el borrador que analiza Fernández con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Salud, Ginés González García, como variable para atender un problema crítico: el transporte público.
La propuesta surgió, de hecho, de una conversación que tuvo la semana pasada el ministro de Transporte, Mario Meoni, con Horacio Rodríguez Larreta, y consiste en acordar un esquema horario para que se retomen actividades sin saturar trenes, subtes y colectivos, que son un foco de contagio.
El último lunes, en Capital y el conurbano, usaron trenes, subterráneo y colectivos, 908.724 pasajeros. Es el 22% de los 4.242.450 que lo hacían a principios de marzo antes que Alberto Fernández suspendiera las clases y fijara, luego, la cuarentena total.
Pero es un 64,5% más que a fines de marzo. En la primera semana de aislamiento solo 552.179 pasajeros usaron la SUBE, el sistema que permite registrar con exactitud el movimiento de pasajeros.El incremento fue atado a la apertura de sectores en las sucesivas fases de la cuarentena. Para la próxima, la que el Gobierno extenderá el próximo domingo, el factor transporte público estará más presente que nunca.
«Cada actividad que se abrió fue pensando en que saldría más gente. Paulatino y con un monitoreo para, en caso de complicaciones, dar marcha atrás», explican a Clarín desde el Gobierno para explicar la suba.
Por eso, la cuarentena estará como nunca focalizada en el AMBA, ese mundo de fronteras indefinidas, con más de 15 millones de habitantes, que concentra el inmenso universo de contagiados por Covid-19 y supone, a su vez, el principal foco.
De los 5.020 casos confirmados desde que empezó la pandemia, 1.404 son de Capital y 1.811 de la provincia de Buenos Aires -de estos, el 96% son del conurbano-. Sumados, dan 3.215 y expresan el 65% del total del país.
El testeo diario que hace Ginés González García desde Salud, siempre online con Olivos, detalla que solo AMBA, Chaco y Río Negro están en zona roja porque dos conglomerados como Córdoba y Rosario aplanaron, de manera sustancial, la curva.
En el resto de las provincias, los casos se redujeron y en varias no se detectan casos confirmados hace días o semanas.
En la provincia de Buenos Aires, de los 135 distritos, hubo 17 que no pidieron ningún tipo de flexibilización. Los demás lo hicieron y la mayoría espera, todavía, autorización del jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, que analiza caso por caso, cuando se trata de sectores económico o comerciales, con el ministro de Producción, Augusto Costa.
Hay casos testigo como Tigre, municipio con mucha concentración industrial, donde Julio Zamora pide reactivar varios sectores pero la provincia administra los permisos. En Avellaneda, Jorge Ferraresi, y en Merlo, Gustavo Menéndez, también piden excepciones que no tiene el OK del Gobierno bonaerense.