En los últimos tiempos se ha afirmado demasiado livianamente que la Matrix de todos los problemas económicos y financieros de Chubut radica en la cantidad de empleados públicos y en los salarios que el Estado debe abonarle. En verdad, el principal problema de las finanzas provinciales no reside en los salarios, sino en los pagos constantes de la deuda tomada en dólares que generaron los gobiernos desde 2010 hasta la actualidad. Mientras los sueldos representaron un incremento del gasto en un 1.800%, los pagos de la deuda registraron una suba del 6.200% en la última década.
En los últimos días el gobernador Mariano Arcioni confirmó que implementará una política de ajuste sobre el gasto público chubutense. En esta oportunidad, luego de otras anteriores fallidas, buscará congelar los salarios de los empleados públicos hasta los 243 mil pesos mensuales; la cifra que el propio mandatario provincial cobra mensualmente.
Desde hace varios meses se impulsan ajustes sobre los empleados públicos y sus salarios como único mecanismo de solución para los ahogos financieros que sufre mensualmente Chubut. Así fue como se instrumentaron desde principios de año las jubilaciones forzadas y los retiros voluntarios, a lo que ahora se le suman los congelamientos de los salarios más elevados de la provincia.
En paralelo se sigue desarrollando un ajuste por la vía de los hechos, que se traduce en el pago escalonado de los sueldos de los empleados públicos, los que se deprecian notablemente frente a la inflación. Han llegado a sufrir más de dos meses de atraso, con la complementación de que el medio aguinaldo se pagará en cuotas a lo largo del segundo semestre.
Todos los análisis del gobierno apuntan a instalar la idea de que el mayor problema de las finanzas chubutenses está generado por los salarios de los trabajadores estatales, y hacia ellos se dirigen las principales políticas de recortes de la administración de Arcioni.
Salarios corriendo a la inflación
Una de las grandes falacias a desmontar en materia financiera consiste en dejar en evidencia la falta de sustento de los discursos que machacan una y otra vez sobre la cabeza de la población diciendo que «todos los problemas radican en la cantidad de empleados públicos» y «lo que implica pagar los sueldos en Chubut».
Cuando se analiza lo sucedido con los sueldos del sector estatal durante los últimos cinco años se observa que las variaciones salariales estuvieron peleándole a la inflación y que en varios períodos perdieron frente a la suba de precios.
Tal es así que en 2016 la masa salarial total de los empleados públicos provinciales fue de 18 mil millones de pesos anuales frente a los 13 mil millones que se habían pagado en 2015. Eso significó un aumento general de 27,8% pero la inflación interanual en ese mismo período fue de 40,3%. Es decir que los sueldos estatales en Chubut perdieron en 2016 un 12,5% frente a la inflación.
En 2017 la masa salarial llegó a casi 23 mil millones de pesos anuales y la suba representó el 27,5%, mientras que la inflación interanual fue del 23,5%. Ese año los sueldos le ganaron a la suba de precios en un 4%.
Para 2018 las cosas cambiaron radicalmente. El gobierno inicial de Arcioni, quien asumió como primer mandatario tras el fallecimiento de Mario Das Neves, llevó adelante una política de ajuste brutal sobre los sueldos estatales.
La masa salarial de 2018 fue de solamente 23,7 mil millones de pesos contra los casi 23 mil millones del año anterior, traduciéndose en un incremento de apenas 3,3%. Ese mismo año la inflación se disparó al 50,6% por lo que los sueldos de los empleados públicos chubutenses perdieron un 47,3% en promedio.
El mazazo sobre los sueldos estatales fue impactante y desató una oleada de conflictividad que se recuerda, con tomas de edificios públicos, cortes de ruta y movilizaciones multitudinarias permanentes.
Ese brutal ajuste sobre los sueldos estatales fracasó y los trabajadores consiguieron recomponer los porcentajes perdidos en 2018 e instrumentar las cláusulas gatillo que rigen hasta la actualidad. Fue así como la masa salarial general de 2019 creció a los casi 50 mil millones de pesos, reflejando un incremento del 110%. Eso significó la recuperación de los 47 puntos porcentuales perdidos en 2018 y la equiparación con los niveles inflacionarios de 2019, que rondaron el 54%.
Cualquiera podría suponer que esa variación de la masa salarial de 2019, en la que también jugaron un rol principal las promesas de campaña del electo gobernador, podrían ser la madre de todos los problemas. Sin embargo, no muestran más que el acompañamiento inflacionario de 2018 y la recuperación de los puntos perdidos.
Si se hurga más al interior de los datos oficiales recientemente publicados por Chubut, se observa que dicha recuperación salarial no ha sido equitativa para todos los sectores por igual, mientras que en conjunto la masa salarial total estuvo 8,9% de promedio por encima de la pérdida de 2018.
El sector Judicial cerró 2019 con 12 puntos porcentuales de retracción frente al ajuste de 2018. El personal policial quedó 16 puntos por encima del desfasaje mencionado. El sector de la salud apenas consiguió superar en un 2% la depreciación anterior; la educación elemental (primaria) ganó el 8,9% y la educación media el 15,5%; mientras que el sector legislativo solamente recuperó lo perdido en 2018.
¿El problema son los sueldos o la deuda?
Mucho se pontifica en el sentido de que el principal problema de las finanzas chubutenses son los incrementos salariales. Ese argumento se machaca de de manera constante para generar una oleada de pensamiento que lleve a los trabajadores estatales a aceptar por convicción o presión las políticas de ajuste. Sin embargo, muy poco se menciona el descalabro que genera en la economía provincial la deuda tomada en dólares desde 2010.
Chubut inició un gigante endeudamiento en dólares durante 2010 durante la segunda gestión de Mario Das Neves, y desde ese momento no paró de endeudarse hasta tomar prestado un total de 1.159 millones de dólares.
Durante toda la década en cuestión, la provincia tuvo resultados deficitarios en sus cuentas públicas a pesar de haber obtenido tamaña cantidad de préstamos en dólares (ver el artículo https://www.elextremosur.com/nota/24898). Solamente salió del déficit en 2018, gracias al ajuste en los salarios públicos.
Desde 2010 y hasta 2019 los pagos de la deuda asumida por la provincia se incrementaron 6.238%; debido a que en 2010 se pagaron apenas 136 millones de pesos y en 2019 las cancelaciones de amortizaciones e intereses de los distintos bonos trepó a los 8.569 millones de pesos.
Para cotejar lo que pasó con la masa salarial anual de la provincia, vale considerar que en 2010 ascendía a los 2.618 millones de pesos y pasó a representar en 2019 un total de 49.948 millones de pesos. El incremento fue de 1.807%.
Indudablemente, la desproporción de crecimiento entre gastos salariales y cancelaciones de deuda son más que significativos, dejando al descubierto que el problema más acuciante de las finanzas públicos son los pagos de una deuda que no se tradujo en mejores condiciones de vida ni de servicios para los chubutenses.
En 2010, por cada peso que se destinaba al pago de la deuda se utilizaban 19.165 pesos para pagar salarios en Chubut. En 2016 esa proporción de desmadró a 4.954 pesos para salarios por cada peso pagado por la deuda; mientras que en 2018 se alcanzó el desfasaje más marcado con 2.578 pesos.
En 2019 ese desequilibrio descendió producto de la finalización de los vencimientos de algunos de los bonos emitidos y por cada peso pagado de deuda se destinaron 5.768 pesos para salarios.
Lo que viene
En este 2020 los desequilibrios se volverán a disparar marcadamente porque comienzan a vencer las cancelaciones trimestrales del bono denominado BOCADE que desde octubre absorberá 27 millones de dólares por el pago de capital.
Esa relación podría modificarse si se renegocian los plazos de pago de la deuda, aminorando el peso de los vencimientos hasta el 2023 pero extendiendo en el tiempo los problemas en las cuentas públicas de Chubut.
Cada vez se destinan más pesos al pago de la deuda y como no avanzaron los ajustes contra los salarios estatales, las arcas del Estado provincial crujen por los cuatro costados.
Una visión neoliberal tradicional encontrará las soluciones en el achicamiento estatal, la eficiencia y la reducción de los salarios para que cierren los números; hasta quizás pueda proponer un reendeudamiento.
Las respuestas también pueden hallarse en la dudosa legitimidad de la deuda, sin investigación a la vista, y en la dificultad para incrementar los ingresos de una provincia rica en recursos naturales y capacidades productivas, que vive en crisis cíclicas desde hace diez años.
Fuente: El Extremo Sur