Reemplazará a Luis Kreckler al frente de esa sede diplomática estratégica. El rol que cumplía hasta ahora en Beijing y sus vínculos con Cristina Kirchner.
En medio de la polémica por las dificultades que tuvo Argentina para acceder a las vacunas chinas contra el coronavirus, el Gobierno decidió desplazar a Luis Kreckler y designar al frente de la Embajada en Beijing a Sabino Vaca Narvaja, quien hasta el momento se desempeñaba como representante especial para la Promoción del Comercio y de las Inversiones en la citada sede diplomática.
Aunque se decía que iba a ser el sucesor del ex embajador Diego Guelar, fue nombrado en ese puesto a principios de año, mientras se desempeñaba oficialmente como Director de internacionales del Senado bajo el ala del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, de la Cámara Alta, Jorge Taiana. Pero era un protegido de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Después «conquistó» al presidente Alberto Fernández.
El funcionario es hijo de Fernando Vaca Narvaja, uno de los fundadores de Montoneros, y hermano de Camilo, ex pareja de Florencia Kirchner y padre de Helena, la nieta de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Otro de sus hermanos, Enrique Vaca Narvaja sí es diplomático y fue nombrado hace poco embajador en Perú.
Sabino Vaca Narvaja, de 45 años, es un apasionado de China y desde hace años trabaja y estudia las relaciones políticas y bilaterales con Argentina del gigante asiático. Quienes lo conocen aseguran que pese a su poca experiencia en diplomacia, es un dirigente aplicado y de duro trabajo.
Aseguran que «conquistó» a Alberto F. porque habría sido él quien consiguió a último momento unas conversaciones que faltaban en Beijing para que el presidente Xi Jinping extendiera el swap (intercambio de monedas) que China tiene con Argentina por uS$ 20.000 millones. Fue en momentos en que Kreckler seguía en Europa sin poder llegar.
Antes de llegar a ese país como funcionario había creado un programa de cooperación y vinculación Chino-Argentino, dependiente del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la Universidad de Lanús.
Arribó a China el 29 de mayo pasado, en uno de los vuelos especiales que Aerolíneas Argentinas realizó en el marco de la denominada «Operación Shanghai» a través de la que trasladaron equipamiento e insumos médicos al país para luchar contra el coronavirus.
Sabino Vaca Narvaja se desempeñaba como Representante Especial para la Promoción del Comercio y de las Inversiones en China.
A poco de su arribo comenzó a trabajar junto a Kreckler para intentar «reorientar el diálogo político y a la vez establecer un plan de cooperación económica».
El desplazamiento de Kreckler le abrió la puerta a Vaca Narvaja para quedar al frente de la sede diplomática en medio de una negociación abierta del Gobierno para comprar millones de dosis de la vacuna Sinopharm. Por ahora pasará a ser uno de la embajada el número dos,el ministro de carrera Juan Navarro. Pero el poder lo tiene Sabino por decisión de Fernández-Fernandez
Entre sus trabajos vinculados a las relaciones con el gigante asiático, Vaca Narvaja publicó dos libros: «¿Por qué China? Miradas sobre la Asociación Estratégica Integral», y «China, América Latina y la geopolítica de la nueva ruta de la seda».
La familia Vaca Narvaja debió exiliarse en los 70. En su paso por La Habana, Cuba, Sabino asistía a una guardería junto a otros hijos de militantes de Montoneros. Allí, por ejemplo, estuvo con la actual titular de la Anses, Fernanda Raverta.
El licenciado en Ciencias Políticas llega a la embajada china con aval político del presidente Alberto Fernández pero el impulso determinante de la vice, Cristina Kirchner.
«Necesitamos recuperar la senda de desarrollo sobre la base del crecimiento económico, la creación de empleo, la inclusión social, el desarrollo científico-tecnológico y el progreso federal, y China será muy importante en ese proceso», dijo Vaca Narvaja en una entrevista que le concedió tiempo atrás a la agencia Télam.
Y sumó: «En cuanto a los planes de cooperación e inversiones provenientes de China, apostamos a que se orienten principalmente hacia rubros que interesan a la Argentina como infraestructura, energías convencionales y renovables, minería, manufactura, innovación tecnológica, agricultura y tecnología de la información. En este proceso será clave promover la transferencia de conocimiento y tecnología entre los sectores científico y productivo de ambos países».
Fuente: Clarín