El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este miércoles en un acto con sus partidarios en las afueras de la Casa Blanca que nunca admitiría que perdió las elecciones, mientras el Congreso se preparaba para certificar la victoria del demócrata Joe Biden.
«Nunca nos rendiremos. Nunca concederemos», dijo Donald Trump a la multitud que lo vitoreaba. «Vamos a detener el robo», añadió.
En ese sentido, el magnate volvió a instar a su vice, Mike Pence, a no certificar la victoria electoral del demócrata en la sesión del Congreso prevista para la tarde de este miércoles.
«Si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones. Tiene el derecho absoluto de hacerlo”, sostuvo, alegando nuevamente supuestas maniobras fraudulentas en los comicios de noviembre pasado. Aunque sin precisiones, como hizo hasta ahora.
«Mike Pence tendrá que ayudarnos, y si no lo hace, será un día triste para nuestro país», agregó Donald Trump, tildando de «débiles» a los legisladores republicanos que planean certificar a Biden.
Miles de simpatizantes trumpistas inundaron las calles de Washington este miércoles -algunos llegaron el martes- para protestar. Con las tensiones políticas en su punto álgido, el centro de la capital de Estados Unidos mostraba una fuerte presencia policial y muchos dueños de negocios, por temor a enfrentamientos, habían tapiado puertas y ventanas.
«Robaron la elección», «estoy totalmente segura», dijo a la AFP Katherine Caldwell, de 61 años, que viajó desde Oregon, mientras agitaba una bandera roja con la inscripción «Trump es mi presidente».
Pero los resultados son claros. Las denuncias de fraude de Trump fueron rechazadas por varias cortes y el Colegio Electoral certificó el diciembre la victoria del ex presidente demócrata, que el 20 de enero debe instalarse en la Casa Blanca.
El Congreso debe reunirse este miércoles por la tarde para registrar formalmente la victoria de Biden. El resultado de esta obligación constitucional está fuera de toda duda: el demócrata se convertirá en presidente.
Pero Trump, quien desde antes de las elecciones del 3 de noviembre manifestó claramente que nunca le gustó perder, parece dispuesto a mantener su cruzada.
Si bien algunos pesos pesados republicanos terminaron admitiendo la victoria de Biden, decenas de otros legisladores prometieron expresar sus objeciones en el Congreso y hacerse eco de las acusaciones de fraude incluso dentro del mismo Capitolio.
Trump ya presionó el martes a Pence, quien tendrá el papel protocolar de declarar ganador a Biden.
«El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los votantes (del Colegio Electoral) elegidos de manera fraudulenta», tuiteó el presidente, erróneamente. Y ante sus seguidores este miércoles repitió el pedido a su vice, que quedó atrapado entre su fidelidad al todavía mandatario y su respeto a las leyes de la nación.
Pence se limitará a presidir la sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado que formalizará los 306 votos electorales a favor de Biden contra los 232 de Trump.
Según la Constitución, su función es meramente «abrir» los certificados enviados por cada uno de los 50 estados. Solo los legisladores pueden impugnar los resultados en ciertos estados.
Aún así, la orden presidencial pone a Pence en una posición delicada, después de tres años y once meses de leal servicio.
Biden se abstuvo en gran medida de comentar sobre esta presión sin precedentes en una jornada que suele ser una formalidad.
Fuente: Clarin