Guzmán dijo que pretende alcanzar en mayo un acuerdo con el FMI y reducir el déficit fiscal, pero sin el tipo de medidas de ajuste que usualmente demanda el Fondo. “Estamos usando las negociaciones como una oportunidad para romper los patrones del pasado”, explicó el ministro a los periodistas del Journal, que recuerda que la Argentina ya incurrió en 9 defaults de deuda soberana y que su PBI se contrajo 10% en 2020.
Al respecto, cita un tuit en el que la vicepresidente dice que en la Argentina la actividad económica responde a la demanda y que no hay otro modo de estimular la demanda que mediante salarios, jubilaciones y precios accesibles de los alimentos. El WSJ recuerda también la oportunidad en la que, en el Estadio de La Plata, Cristina Kirchner pidió a los ministros y legisladores sin coraje suficiente que “busquen otro laburo”. El artículo resume la encrucijada oficial notando que “un arreglo entre el Gobierno y el FMI requerirá la aprobación del Congreso, y como la señora Kirchner preside el Senado, su consentimiento es crucial”.
Guzmán, sin embargo, negó que Cristina fuera una amenaza al acuerdo. “La coalición trabaja en conjunto y tiene una visión compartida”, les dijo a sus entrevistadores.
El acuerdo de largo plazo que busca el ministro, dice la nota, le permitiría a la Argentina extender los servicios de deuda hasta una década, incluyendo los USD 5.000 millones que debe pagar este año, lo que le daría cierto aire financiero. Pero la Argentina tendrá que recortar el gasto o aumentar los ingresos, insiste el artículo, y menciona planes de Guzmán para reducir el déficit fiscal de 8,5% en 2020 a cerca de 6% en 2021 y bajar la tasa de inflación unos cinco puntos porcentuales por año.