Un grupo internacional de investigadores llegó a la conclusión de que hacia el año 2065 el crecimiento de los árboles en latitudes medias de los Andes se verá afectado negativamente por los cambios climáticos futuros.
La investigación, que acaba de ser publicada en Global and Planetary Change, proyectó el crecimiento de dos especies de gran significancia para estudios paleoclimáticos: Nothofagus macrocarpa y Austrocedrus chilensis, la segunda con presencia a ambos lados de la cordillera patagónica.
“De acuerdo a proyecciones de modelos climáticos globales, las tendencias climáticas observadas actualmente se mantendrán, al igual que el aumento del número de eventos extremos durante el resto del siglo XXI. Estos escenarios se basan en estimaciones de emisión de dióxido de carbono (CO2), publicados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), a diferentes escalas de concentración del gas en la atmósfera”, explica Fidel Roig, investigador principal del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob. Mza.), y partícipe del estudio.
Efectos
Según los científicos, para latitudes medias de América del Sur, y particularmente en biomas mediterráneos asociados a la cordillera de los Andes, se estima que el aumento de la temperatura oscilará entre 0,5 °C y 2,0 °C y las precipitaciones disminuirán entre cinco y veinte por ciento hacia el año 2065, de acuerdo a escenarios extremos de emisión de gases de efecto invernadero. El impacto de estos cambios en los ecosistemas forestales podría incluir la disminución de la productividad y posiblemente afectaciones aún más extremas en aquellos biomas más vulnerables, los cuales incluyen especies endémicas.
“En función de una versión simplificada del modelo Vaganov-Shashkin (VS-Lite), empleado para estimar cambios en el crecimiento de árboles a futuro, pronosticamos el crecimiento para las próximas décadas en función de la salida de treinta y cinco modelos climáticos basados en diferentes escenarios de emisión de CO2. Los resultados auguran que el crecimiento de los árboles en latitudes medias de los Andes se verá afectado negativamente por los cambios climáticos futuros, principalmente a partir del 2035, tanto para escenarios de baja como de alta concentración de CO2. Así, se evidencia que en el período considerado más lejano (2051-2065), y en el escenario climáticamente más extremo, el crecimiento proyectado para las especies consideradas será setenta y nueve por ciento más bajo respecto del período instrumental de referencia (1901-2015)”, detalla el investigador.
El clima andino mediterráneo de América del Sur se pronostica más caliente y más seco, situación que alerta por posibles efectos deletéreos sobre los bosques mediterráneos hacia la segunda mitad del siglo XXI, exponiendo estos ecosistemas a serios riesgos en la dinámica y supervivencia en períodos de tiempo relativamente cortos.
“El presente estudio referencia el riesgo ambiental a que estarán expuestos los ecosistemas forestales en el contexto del cambio climático. Estrategias urgentes para minimizar los forzantes del cambio global recaen en el freno a la emisión de gases de efecto invernadero, pero nuevas estrategias de conservación de los bosques se tornan urgentes y obligatorias”, concluye el científico.