Las cuarentenas que duraron más de un mes en Brasil provocaron una reducción de la ocupación -colapsada- de las terapias intensivas tanto en la red pública como privada, por lo que el propio laboratorio federal Fiocruz, que depende del Ministerio de Salud nacional, recomendó este jueves mantener el confinamiento en el país que es el eje de la pandemia, con un promedio superior a 3.000 muertos diarios.
La situación en Brasil es dramática con 17 capitales de estados con una ocupación hospitalaria superior al 90%, según datos oficiales, y especialistas ya advierten que este puede ser el peor mes de la pandemia hasta ahora.
La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) calificó hoy la situación como «una catástrofe humanitaria» y responsabilizó al Gobierno de Jair Bolsonaro por no haber implementado «un plan nacional coordinado para enfrentar la pandemia en más de un año, en una conferencia de prensa virtual.
«Brasil tiene la capacidad y los recursos para enfrentar mejor esta pandemia y es inaceptable que no los utilice. Si actúan ahora, pueden salvar vidas», aseguró la directora general de MSF, Meinie Nicolai.
El miércoles el estado San Pablo, el más afectado por el coronavirus en Brasil, informó que está a pocos días del colapso de sedantes y otros fármacos necesarios para intubar sin dolor a los pacientes de terapia intensiva víctimas de Covid-19 y reclamó un urgente envío de remedios al Ministerio de Salud federal.
En este difícil contexto, la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) lanzó su boletín epidemiológico que chocó de frente con la gestión del presidente Jair Bolsonaro: el laboratorio oficial recomendó coordinar las cuarentenas en los grandes centros urbanos para reducir el número «dramático» de muertes y contagios.
Brasil carece de una coordinación nacional de las cuarentenas debido a que son rechazadas por el presidente Bolsonaro, razón por la cual ya renunciaron dos de los cuatro ministros de Salud que han pasado por la cartera durante la pandemia y por la cual la responsabilidad y el costo político ha sido asumido por gobernadores e intendentes.
Pese a la negativa del Gobierno federal, el miércoles la Asociación Nacional de Hospitales Privados (Anahp) destacó que las medidas estrictas como cuarentenas y toques de queda están funcionando.
La cuarentena con toque de queda en al menos 17 estados durante marzo y parte de abril provocó una caída de 13 puntos porcentuales, del 98% a 85% en la ocupación de sanatorios y clínicas particulares, según la asociación.
«Teníamos un escenario de horror, con 150%, 160% de ocupación, con fila, llegando ahora 85%, 90%. Es una situación crítica pero que ahora parece buena», dijo Antonio Brito, director de la entidad.
San Pablo, que tiene una población de 46 millones, similar a la Argentina, superó los 85.000 muertos y redujo del 91% el 1 de abril al 85,5% la ocupación de las terapias intensivas con las cuarentenas rígidas sin comercios abiertos para transacciones presenciales, una medida en vigor desde el 12 de marzo hasta el próximo domingo.
Por estos números, el presidente Bolsonaro, quien será blanco de una investigación sobre las omisiones de su Gobierno durante la pandemia, recibió por parte de los científicos de Fiocruz, laboratorio que desarrolla la vacuna de AstraZeneca a nivel local, la recomendación para coordinar el confinamiento.
«Para controlar la propagación de la pandemia y preservar vidas, los investigadores refuerzan que es fundamental que los municipios brasileños, especialmente los que conforman las regiones metropolitanas, adopten medidas convergentes y sinérgicas, especialmente dentro de cada Región Metropolitana», sentenció el boletín de Fiocruz.
Y advirtió: «La flexibilización de las medidas restrictivas puede resultar en una aceleración en la tasa de transmisión y, por lo tanto, en casos severos de Covid-19 en las próximas semanas».
Brasil llegó el miércoles a los 361.884 muertos por coronavirus, con 3.459 decesos en las últimas 24 horas y 73.513 nuevos casos, lo que elevó el total de infectados a 13.673.507.
Solo en los últimos siete días, Brasil registró un promedio de 3.015 muertos diarios, una evolución que lo mantiene como el segundo país con más fallecidos por la pandemia, sólo detrás de Estados Unidos.
Para MSF, una de las principales razones por las que Brasil no ha logrado evitar esta «catástrofe humanitaria» y controlar mejor la segunda ola de la pandemia es porque el Gobierno federal de Bolsonaro se niega a «implementar una política clara y coordinada a nivel nacional».
Nicolai destacó que la aparición y transmisión de la nueva variante surgida en Manaos, conocida como P1, «no explica la dimensión de la crisis que se ve en Brasil».
«Lo comparamos con la situación con Sudáfrica, donde surgió otra nueva variante y se frenó un poco la segunda ola de otra manera. Por eso, le pedimos al Gobierno de Brasil que implemente medidas que ya demostraron ser efectivas en otros países», concluyó la directora general de MSF, organización que trabaja en el territorio brasileño desde 1991 y con amplia experiencia en epidemias en el mundo.