Investigadores del CONICET hallaron el cráneo de un abelisáurido al norte de la provincia de Neuquén. Este animal habitó el lugar hace aproximadamente unos 85 millones de años, y se trata de un carnívoro. «Llukalkan aliocranianus» es el nombre otorgado al animal proviene del término mapuche Llukalkan, que significa ‘el que causa miedo’, y del latino aliocraniaus, que es ‘cráneo diferente’.
Descubrieron una nueva especie de d un «temible» dinosaurio en la Patagonia. Se trata de fósiles de una nueva especie de dinosaurio en la Patagonia argentina, que corresponden probablemente a uno de los principales depredadores de la región durante el Cretácico Superior
Vivió hace unos 85 millones de años, y sus restos denotan un formidable tamaño (hasta cinco metros de largo), mordida extremadamente poderosa, dientes muy afilados, enormes garras en sus patas, y agudo sentido del olfato.
“Lo nombramos Llukalkan aliocranianus. La primera palabra es un vocablo mapuche que significa el que asusta o causa temor y la segunda, en latín, hace referencia a un cráneo distinto. Las diferencias que presentaba en el cráneo, en comparación con el de otras especies de abelisáuridos, permitieron en definitiva darnos cuenta que estábamos ante una especie nueva”, comenta Federico Gianechini, investigador del Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis (IMIBIO-SL, CONICET-UNSL) y primer autor del trabajo.
Tenía un extraño cráneo corto con huesos ásperos, por lo que en vida su cabeza presentaba protuberancias y prominencias como algunos reptiles actuales como el monstruo de Gila o algunas iguanas. Su audición también era diferente a la de otros abelisáuridos. La composición de su cráneo sugiere que esto era mejor que la mayoría de los otros abelisáuridos y similar al de los cocodrilos de hoy en día.
Los restos fósiles de Llukalkan y Viavenator se encontraron a solo 700 metros de distancia en la Formación Bajo de la Carpa, cerca del mismo sitio famoso de fósiles en La Invernada, en Argentina.
«Este es un descubrimiento particularmente importante porque sugiere que la diversidad y abundancia de abelisáuridos fueron notables, no solo en la Patagonia, sino también en áreas más locales durante el período crepuscular de los dinosaurios», dice el autor principal, el doctor Federico Gianechini, paleontólogo.
Los abelisáuridos eran una llamativa familia de dinosaurios terópodos con un promedio de cinco a nueve metros de largo que merodeaban principalmente en la Patagonia y otras áreas del antiguo subcontinente sur de Gondwana, reconocido hoy como África, India, Antártida, Australia y América del Sur. Hasta la fecha, se han desenterrado casi 10 especies de este temible depredador en la Patagonia. Si bien los abelisáuridos se parecían a T-Rex en apariencia general con pequeños brazos rechonchos, tenían cráneos inusualmente cortos y profundos que a menudo tenían crestas, protuberancias y cuernos, y eran únicos.
Moviéndose erguido sobre sus extremidades traseras con enormes garras que pueden haber usado para apuñalar a su presa, Llukalkan tenía mordidas extremadamente poderosas y dientes muy afilados con los que derribar a su presa mientras se movía rápido gracias a sus poderosas patas traseras.
Los restos fosilizados de Llukalkan incluyen un cráneo magníficamente conservado y sin triturar. Teniendo en cuenta que el endocráneo estaba muy bien preservado, se convocó a la especialista en paleo-neurología e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCOMA), Ariana Paulina-Carabajal, quién pudo reconstruir el encéfalo y el oído interno en forma digital en 3D, utilizando tomografías computadas, y reflejar en forma relativa la forma y tamaño del encéfalo y órganos de los sentidos.
EL HALLAZGO
Los restos del dinosaurio fueron encontrados en el noroeste de la Patagonia (Provincia de Neuquén) a unos 50 kilómetros al sur de la localidad de Rincón de los Sauces, se localiza el área conocida como La invernada. Allí es donde se encontraron los restos de LLukalkan aliocranianus y uno de los lugares con mayor abundancia de abelisáuridos en el mundo. Hasta el momento se han encontrado cinco especímenes diferentes en un radio menor a un kilómetro cuadrado.
El paleontólogo, Leonardo Filippi, del Museo Municipal “Argentino Urquiza” contó que “fuimos por primera vez al sitio en el año 2012 para realizar un relevamiento de impacto paleontológico para una empresa petrolera, y debido a la importancia paleontológica registrada por la abundancia de fósiles, iniciamos proyectos de investigación con campañas que se continúan hasta el presente, a las cuales se sumaron varios colegas, algunos de los cuales forman parte de este trabajo”.