Economía

Vino argentino: El inesperado ganador de la pandemia

Consumo interno en ascenso, más exportaciones, inversores internacionales que siguen apostando por el mercado argentino. La industria del vino se convirtió en un inesperado ganador en un año para el olvido de la economía argentina.

A contramano de la crisis cada vez más profunda que enfrentan la mayoría de los rubros de consumo masivo, las bodegas encontraron más de un motivo para brindar en 2020 que fue un año sorprendentemente positivo para la industria. Y ahora las empresas confían en que la tendencia positiva se mantendrá durante 2021, a partir de una serie de excepcionalidades que muestra el vino argentino.

  1. La crisis del consumo pasó de largo

En medio de un derrumbe histórico de la economía argentina, la industria del vino emergió como uno de los pocos sectores que no solo logran eludir la crisis sino que también cortó una racha negativa, cerrando 2020 con una llamativa suba del 6,5% en sus ventas en el mercado interno.

En el sector reconocen que hace un año, cuando se disparaba la pandemia, prácticamente nadie apostaba a que su negocio iba a resultar uno de los ganadores y destacan que los cambios en los hábitos de los consumidores terminaron siendo muy favorables para el vino.

“El hecho de estar en el hogar o trabajar en modalidad home office hizo que aumentara el consumo doméstico, desplazándose el consumo en restaurantes y bares hacia el hogar. Al mismo tiempo, esto también provocó una suerte de ‘premiumnización’, es decir que la gente pudiera probar vinos de mayor precio debido a que se presentó una buena posibilidad de adquirirlos en forma más conveniente y al hecho que hubiera menos actividades en que gastar al no salir de casa”, señaló Rafael Calderón, gerente general de Bodegas Bianchi.

En el sector además destacan que las bodegas reaccionaron rápidamente para adaptarse al nuevo escenario, en el que el llamado canal de botella abierta perdió gran parte de sus clientes.

“Se compensó en gran parte por las ventas online, los deliveries y el canal tradicional. Luego las vinotecas rápidamente comenzaron a armar su propio delivery como también lo hicieron los restaurantes. La respuesta de la Argentina fue bastante rápida y eficiente con los distintos canales de distribución por delivery, que llegaban en tiempo y forma”, señaló Thibault Lepoutre, enólogo de Piedra Negra, la bodega mendocina controlada por el empresario francés François Lurton.

En Trapiche, una de las bodegas del grupo Peñaflor, también destacan el papel que jugó la venta digital. “El consumo que sufrió en ese canal, fue compensado ya que la gente tuvo más tiempo de cocinar en la casa, cocinaron más, y el vino acompañó esos momentos de disfrute. Por otro lado, tuvimos nuestra plataforma de venta online vinosyspirits.com en donde tuvimos un crecimiento exponencial a raíz de la pandemia y ya representa cerca del 15% de ventas de nuestros productos de alta gama, que son los más consumidos en el canal de botella abierta”, aseguró Alejandro Helou, director de marketing de Trapiche.

“Durante la pandemia creció el consumo hogareño, entre semana y los formatos más chicos fueron clave para esto. Chandon cuenta con la ventaja de tener muchas de sus variedades de espumosos en formatos más chicos en 187 ml y 375 ml. Etiquetas como Chandon Rosé, Délice y Apéritif fueron algunas de las que se destacaron durante la cuarentena. Vimos, claramente, un cambio de canales de consumo y lo que se perdió en ventas en restaurantes, bares y fiestas, se compensó con el consumo en el hogar”, explicó Gustavo Perosio, director general de Moët Hennessy Argentina, la bodega que acaba de presentar su nueva imagen.

  1. Un sector sin éxodo empresario

De Walmart a Falabella, pasando por Latam, Danone o Nike, una de las noticias más importantes en 2020 en el mundo corporativo fue la decisión de muchas multinacionales de retirarse de la Argentina o, al menos, de salir a la búsqueda de un potencial comprador para sus operaciones locales.

En este contexto generalizado de desinversiones, la industria del vino también exhibe una performance muy diferente. “A diferencia de lo que pasó con otros sectores, seguimos captando inversiones de afuera. De alguna manera el vino argentino sigue siendo visto en el mundo como un negocio con un gran potencial que hace que los inversores internacionales persistan en el mercado aún en momento que pueden no ser los mejores”, asegura José Zuccardi, dueño de Familia Zuccardi y presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar)

“La industria del vino per se, es una industria de largo plazo donde los ciclos son largos así que las inversiones en vitivinicultura normalmente no se pueden mirar en el corto plazo”, coinciden en Bodegas Bianchi.

  1. Una industria que sigue mirando al mundo

Otra de las excepcionalidades del vino llegó por el lado del comercio exterior. Las exportaciones totales de la Argentina cerraron 2020 con una caída del 15,7%. La baja prácticamente no perdonó a ningún rubro y en el caso de las manufacturas de origen agropecuario rozó el 10% en dólares. En este contexto, de reducción del intercambio comercial el vino también se puede jactar de mostrar un comportamiento contra la corriente.

De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el año pasado cerró con un incremento en el volumen de las exportaciones vitivinícolas de 26,7%, en comparación con 2019. La Argentina además fue uno de los cuatro países productores que pudieron lograr crecimientos de volumen, liderando el pelotón de los ganadores, seguido por Italia, Nueva Zelanda y Portugal.

Claro que esta buena performance se explica, en gran parte, por el crecimiento del vino a granel, que aporta menor valor agregado a la industria. Las exportaciones de este tipo de productos crecieron casi 60%, mientras que los vinos embotellados tuvieron una suba más modesta, del orden del 5,7 por ciento.

En el sector confían en que la tendencia positiva se mantendrá en 2021, principalmente en el caso del vino embotellado. “Esperamos que sea un buen año en materia de exportación de vino embotellado. En los últimos meses estamos viendo un crecimiento de doble dígito muy positivo y hacia años que no veíamos estos números. La cuarentena ayudó a traccionar el consumo de la categoría en diferentes mercados y en países donde la Argentina es un jugador de cierta relevancia en el canal de los supermercados”, explica Francisco Do Pico, vicepresidente de Bodegas de Argentina.

“El potencial está y depende de nosotros como productores pero también mucho de la capacidad del Estado de acelerar y lograr acuerdos internacionales que nos den posibilidad de poder competir mejor con vinos de otros países como Chile que al momento de exportar cuentan con beneficios impositivos en muchos más destinos. Hay una tendencia de crecimiento en el segmento de los vinos orgánicos pero también en los rosados y en los espumantes”, señaló Manuel Lanús, gerente general de Bodega Chakana.

  1. Se cortó la mala racha con la cerveza

Desde hace casi treinta años, la cerveza se convirtió en la mayor pesadilla para la industria vitivinícola. Desde los ’90 para acá la tendencia se mantuvo inalterable: el consumo de vino caía y los litros que perdían las bodegas terminaban en manos de Quilmes y las otras marcas cerveceras. La racha, sin embargo, se rompió en 2020, no solo porque el consumo de vino vivió un repunte, sino también porque la cerveza sufrió como pocas el cierre de bares y locales de la noche, durante la pandemia.

A la hora de salir a competir con la cerveza, en la industria vitivinícola son conscientes de que el flanco más débil del sector continúa siendo el público joven, aunque destacan que este campo se registraron avances importantes el último tiempo.

“La industria vitivinícola está logrando volver a ganar un lugar para poder llegar a tener su nicho. Tanto en mercado interno como externo, todavía nos queda mucho por crecer, mucho por hacer para poder llegar a tener mayores consumidores de vino. Las reuniones de gente más joven, los millennials o centennials, en ocasiones no tan habituales como las salidas al aire libre, picnic, montaña, río o mar, empezaron a abrir oportunidades y motivó a salir a competir, que la gente consuma más vino con mayor frecuencia”, asegura Pablo Silvestre, responsable comercial de la bodega Viña Las Perdices.

  1. La falta de turistas no se sintió tanto

Sin dudas la pandemia afectó en gran medida a la industria del eno-gastro turismo. Sin visitantes extranjeros, el rubro tuvo que generar un viraje importante para re-inventarse. “En el mes de junio el gobierno trabajó activamente con las bodegas y los circuitos internos y de turismo para poder abrir en julio con todos los protocolos al turismo de cercanía. Las bodegas adaptaron menús mucho mas flexibles y desestructurados”, apunta Claudia Yanzón, directora de Promoción Turística de Mendoza.

Las bodegas se adaptaron a nuevos escenarios, respondiendo a nuevos modelos de consumidores, generando propuestas para todos los segmentos. La bodega mendocina Andeluna por ejemplo, dio prioridad a generar actividades y programas al aire libre, poniendo en valor la belleza del paisaje y los viñedos copa en mano.

“Se enfatizó en menús creados a partir de determinados vinos, desestructurados para disfrutar los sillones y las tardecitas de montaña, una propuesta para disfrutar el atardecer desde los jardines”, explica Mariana Cerutti, gerente de Hospitalidad de Andeluna.

En el caso de Wine & Circo, bodega boutique que elabora vinos de media y alta gama, tiene el propósito de hacer el ritual del vino más relajado y divertido. Cuentan con un abanico de personajes de circo que definen sus líneas y forman parte de sus etiquetas.

Hace cuatro años lanzaron un espacio de turismo, con un portal de circo armado con containers que supieron llevar vinos argentinos a diferentes puntos del planeta, para transformarlos en sala de cata y showroom de producto. En el “Circo del vino”, se presentan funciones de artistas circenses, músicos, bandas de rock, chefs, escultores, y productores. “Junto a nuestros vinos, son las estrellas que copan el escenario, enmarcados entre viñedos al pie de los Andes. A partir de la reapertura, apuntamos al turismo interno lanzando alternativas gastronómicas accesibles para el público de todo el país. La gastronomía destaca los productos regionales con cocciones típicas”, señala Juan Ubaldini, uno de los creadores de la propuesta

En el sector además destacan que la conectividad aérea fue clave para mantener el flujo de visitantes domésticos. “No sólo se trata de traslado de pasajeros, sino también que hay mucho por hacer en materia de transporte de carga”, explicó Darío Ratinoff, gerente comercial de JetSmart.

Fuente: La Nación

 

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