El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció que, en conjunto con sus aliados, dispondrá «un paquete masivo de sanciones económicas diseñadas para hacer tambalear a la economía rusa» debido al ataque de fuerzas de ese país en Ucrania.
«Para ello, hemos decidido también poner fin colectivamente a la dependencia del petróleo y el gas ruso que durante demasiado tiempo ha dado a Putin control sobre la política occidental», advirtió.
Además, afirmó: «Nuestra misión es clara, diplomática, política, económica y eventualmente militar».
Con dicha aclaración, Johnson abrió la posibilidad de tomar medidas militarizadas para frenar el avance de Rusia, que llegó a tomar hasta la planta nuclear de Chernóbil, una zona de altísimo peligro por los residuos nucleares contenidos en la misma tras la tragedia de 1986.
Por otra parte, destacó que «esta horrible y bárbara iniciativa de Vladimir Putin debe terminar en un fracaso», y continuó: «Y así se lo digo al pueblo de Rusia, cuyo presidente acaba de autorizar una oleada de violencia contra un pueblo eslavo, y a los padres de los soldados rusos que perderán la vida».
«No puedo creer que esto se esté haciendo en su nombre, que realmente quieran el estatus que traerá el régimen de Putin», afirmó.
El ministerio de Defensa de Rusia había anunciado que las Fuerzas Armadas de aquel país iniciaron una operación militar para defender a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, zonas ucranianas a las cuales reconocieron como independientes.