Estados Unidos aprobó una venta de armas a Taiwán por 100 millones de dólares que el Gobierno taiwanés tiene previsto usar para disuasión de posibles amenazas de China, que considera a la isla parte de su territorio y que condenó la decisión de Washington.
«La venta propuesta ayudará a mejorar la seguridad para facilitar que se mantenga la estabilidad política y el equilibro militar, además del progreso económico en la región», dijo el Departamento de Estado en un comunicado.
No obstante, garantizó que la propuesta «no altera el equilibrio militar básico» en la zona e insistió en que no se producirá «impacto adverso alguno en la preparación y la capacidad de defensa de Estados Unidos como resultado de esta propuesta».
Las autoridades taiwanesas agradecieron a Estados Unidos la decisión.
El vocero presidencial, Xavier Chang, expresó en un comunicado su «gratitud» por «la segunda venta de armas a Taiwán desde que el presidente Joe Biden tomó el cargo y por primera vez este año».
«Esto (…) refleja la sólida asociación entre Taiwán y Estados Unidos», agregó Chang, informó la agencia de noticias DPA.
El Ministerio de Defensa de Taiwán dijo que el acuerdo debe aplicarse alrededor de marzo.
Según Estados Unidos, el acuerdo cubre apoyo en ingeniería y mantenimiento para los sistemas de defensa aérea y «garantizará que están preparados para operaciones aéreas».
Con este acuerdo, Taiwán podrá mantener activo el sistema de defensa de misiles aéreos Patriot, unos proyectiles tierra-aire de alta movilidad que pueden ser cruciales ante una incursión aérea de China, que reclama su soberanía sobre la isla.
El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, instó hoy a Washington a revertir la decisión al considerar que viola la soberanía del país y su principio de ‘una sola China’.
El acuerdo entre Taiwán y Estados Unidos llega después de unos meses de intensa actividad de aviones militares chinos, que multiplicaron sus incursiones en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán en el último trimestre de 2021.
Bajo el liderazgo de Xi Jinping, Beijing se ha vuelto especialmente beligerante frente a este territorio que se ha comprometido a recuperar algún día, por la fuerza si fuera necesario.