El siniestro ígneo de la textil Roseda significó un antes y un después para los bomberos de la ciudad del Golfo, que en ese entonces sólo contaban con un cuartel vacío, sin bomberos ni autobomba.
La siguiente es esa historia, que está contada en el libro “Memoria y Honor” publicado en conmemoración del 60º aniversario de la Asociación Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn.
LA REFUNDACION
A veces las historias se truncan y hay que comenzarlas de nuevo. Ha pasado con ciudades que necesitaron ser fundadas dos veces y es habitual que también le ocurra a las instituciones.
Luego de algunos años de inactividad, el cuartel de los bomberos de Puerto Madryn tuvo un nuevo impulso en lo que se conoce como su refundación, en el año 1973.
Ese año, el 9 de mayo, un nuevo incendio de magnitud, esta vez en la empresa textil Roseda, situada en la esquina de San Martín y Belgrano, volvió a encender las alarmas.
Días después del incendio en la textil, las autoridades decidieron convocar sin mayor demora a una reunión, para volver a discutir la necesidad de contar con un cuerpo de bomberos. Lo que volvía a quedar claro, como en el año 60 luego del incendio de La Anónima, era el estado de indefensión en el que se encontraban la ciudadanía y los bienes materiales, ante la ocurrencia de desastres.
A esa reunión, que tuvo lugar en la municipalidad el 14 de mayo a las 19:00 horas, acudieron dos personas clave en la refundación de la institución: el experimentado Pedro Martín Capizzi, bombero retirado del cuartel de Villa Domínico, y el joven Miguel Guerriera, llegado hacía muy poco a la ciudad y con experiencia en los bomberos de General Sarmiento, San Miguel. Allí se conocieron, y por aclamación de los presentes, quedaron encargados en poner de pie a la institución.
La convocatoria a incorporar voluntarios para el cuerpo activo se hizo, no sólo en función de los vínculos familiares y contactos que ya se tenían, sino también a través de un aviso radial en la AM local LU17 Radio Golfo Nuevo.
Así fue que se incorporaron Armando Franco, Hugo Doña, Nito Otier, Juan Muraro, Ricardo Estevan, Miguel Martelli, José Guerriera, entre otros, y se pudo conformar el primer Cuerpo Activo formal de la institución.
Con este nuevo impulso, iniciaron un camino de formación del nuevo personal, organización y búsqueda de equipamiento. Pero esa, ya es otra historia.