A un año del asesinato de Tino John, el vecino de la Comarca que fue fusilado por un grupo GEOP el 27 de mayo de 2021, sus hijos apuntan contra las irregularidades de la Justicia y reclaman con urgencia la apertura de investigación. Pese a las contradicciones entre informes y la sobrada evidencia que indica que la escena fue armada por las Fuerzas para simular un enfrentamiento, la causa continúa paralizada. En diálogo con El Extremo Sur, Donato y Dana John relataron momentos clave antes, durante y después del operativo que desnudan las complicidades entre instituciones.
«No podemos entender que a un año del asesinato de mi viejo, digan que no encuentren elementos. No somos abogados, pero apenas lees la causa ya encontrás un montón de irregularidades, y me atrevo a decir, ilegalidades», comenta Dana. Recuerda que la Procuradora de la Fiscalía, Marta Monge, le prometió el día del hecho que los iba a acompañar, y reconoció que estaba «todo mal hecho». Sin embargo, los hermanos no comprenden por qué de repente cambió de posición: «Ahora dicen que no encuentran elementos probatorios».
«La causa está prácticamente congelada. Sabemos que recién ahora el fiscal Carlos Díaz Mayer se va a sentar a leer la causa. En un año no hizo nada. Al parecer la Dra. Monge ya le entregó el expediente para que tome una decisión. Supuestamente nos iban a dar una respuesta antes de que se cumpla un año, pero hasta ahora no dijeron nada», detalla.
Dana enumeró las reiteradas excusas de la Justicia: «Paraban todo porque la Dra. Monge tuvo Covid varias veces, decían que estaban de licencia, que no tenían personal». Hasta la fecha, no hay respuestas claras sobre la dirección que tomará la causa.
La hija asegura que, dadas las múltiples irregularidades, su padre habría muerto en cualquier escenario: «Si hubiese habido un médico, mi papá igual hubiese muerto porque falleció al instante por un estallido craneal. No había posibilidades de que sobreviviera a ese balazo. Si el que le disparó le daba en un brazo o una pierna, también hubiera muerto desangrado porque no había ambulancia que lo asista. Llegó una hora después con una médica que lo único que hizo fue constatar la muerte. Ya no había nada más que hacer».
Donato subraya que la orden de allanamiento -que fue entregada a la pareja de Tino después del operativo, cuando ya lo habían matado- indicaba que tenía que estar presente una ambulancia con personal de Salud Mental. «Y sin embargo, entraron igual. En minutos lo buscaron, le tiraron una bomba lacrimógena, una bomba de luz, subieron y lo ejecutaron. Después dejaron una vaina de 9mm cerca de una ventana en la habitación de la planta baja. Se piensa que fue para preparar la escena y decir que mi viejo tiró y ellos se defendieron», apunta. «Cuando intervino el perito [Enrique] Prueguer, nos dijo que lo mataron arriba. Eso es lo que nosotros sabemos».
«Podrían haber buscado un montón de soluciones»
Los momentos previos a la entrada del grupo resultan un punto clave que podría haber desencadenado un final completamente diferente. Pese a que debían esperar la llegada de una ambulancia o, al menos, la llegada de los hijos para calmar a Tino, los efectivos de GEOP ingresaron sin reparos a la vivienda. El resto del personal policial interviniente no informó con claridad a los hijos sobre lo que sucedía en la chacra.
«Martinez nos llamó esa misma mañana diciendo que estaban en la tranquera y que tenían una orden de allanamiento, pero no nos dijo que eran del GEOP», indica Donato. «Le pedimos a Martínez que no entraran, que ya íbamos para allá, y le recordamos que tenía que estar presente el personal especializado de Salud Mental. Sin embargo, apenas cortó la llamada, entraron, lo buscaron y lo mataron, cuando podrían haber buscado un montón de soluciones».
La versión policial afirma que Tino no estaba en sus cabales, y lo describen como un hombre peligroso e impredecible. No obstante, los hijos señalan que ese día estaba descansado, estabilizado y en medio de su rutina laboral diaria.
«Mi viejo estaba en su casa, había hablado con mi hermana, había dormido, estaba mucho más tranquilo. Pero entraron, rompieron la puerta, no dijeron nada, no indicaron en ningún momento a qué habían ido. Si te pones en el lugar de mi papá, ¿cómo iba a saber él que habían ido a hacer? Le reventaron los vidrios con un ladrillo, le tiraron las bombas, subieron y lo fusilaron», relata Donato.
Dona recuerda haber hablado esa mañana con su papá: «Estaba re tranquilo, se estaba por poner a trabajar, estaba arreglando una motosierra. Cuando el GEOP llegó, estaba laburando, desarmado. Entraron camionetas que no estaban identificadas. Más tarde llamaron a mi hermano para preguntarle el apellido y nombre de mi papá. Él les da la info sin saber que era para labrar las actas, porque no tenían sus datos. El comisario ni le dice que habían matado al padre. Una frialdad total».
Las palabras de Massoni, un «funcionario impresentable»
Apenas unas semanas después de la muerte de Tino, el ex ministro de Seguridad de Chubut Federico Massoni asistió a una interpelación formal solicitada por diputados del Frente de Todos. Lejos de tomar responsabilidad, catalogó a la víctima como un hombre «extremadamente peligroso» y culpó a la familia por el fatal desenlace.
«No esperábamos menos de Massoni», reconoce Dona. «Como funcionario siempre fue impresentable, quedó demostrado en las elecciones. Sus dichos los tomo viniendo de alguien que por supuesto defiende a las Fuerzas que tan deficientemente ha manejado».
«Salió diciendo que trataron de hablar con mi viejo cuatro veces y que no entraba en razón, cuando los mismos efectivos del GEOP dijeron que no hablaron nada. Por ningún medio se trató de hacer las cosas bien.
«Estuvo en todos los medios diciendo que hubo un mediador, un montón de cosas que finalmente en la causa fueron desmentidas. El mediador dijo que en ningún momento se intentó mediar con mi papá, Massoni hablaba por boca de jarro».
«La gente quiere respuestas»
Los hijos expresaron sentirse acompañados por la comunidad, que guarda un gran cariño hacia Tino: «Acá en la Comarca, a mi papá lo conocía todo el mundo. Nos hemos sentido acompañados por gente que ni conocemos, que nos llamó para decirnos ‘tu papá me ayudó un montón de veces, me dio trabajo, me ayudó cuando no tenía para comer’. La gente quiere respuestas. Quiere que la Justicia actúe», apunta Dona.
Remarcan que los efectivos ni siquiera sabían con precisión quién estaba dentro de la vivienda. La desprolijidad de las Fuerzas representó una amenaza para toda la comunidad en la Comarca: «Entraron a la chacra y no preguntaron nombre, podría haber sido cualquiera y lo mataban igual. Si se equivocaban de vivienda, hubieran matado a alguien de la misma forma», sostiene Dona.
Para Donato «esto no ocurriría si los fiscales y los jueces hicieran bien su trabajo. En este caso todas las decisiones fueron desmedidas, nadie tomó recaudos. Es gente que gana un montón de plata con los impuestos que pagamos todos, se sientan en una oficina, toman decisiones que a ellos no los perjudican y así pasan estas cosas».
«No podemos desviar el hecho de que con su inoperancia se perdió una vida», agrega Dona. «No es que le pegaron un tiro en la pierna y quedó rengo. Lo mataron. Se perdió una vida por hacer el trabajo por arriba, por no estar capacitados, porque si no el final hubiera sido otro. Si hubieran esperado a que llegaramos, claramente lo íbamos a contener a mi viejo. No era una persona violenta, no tenía denuncias penales, ni una denuncia de tránsito. Tenía un desorden, pero jamás lastimó a nadie».
«Entraron con un montón de ventajas. Usaron balas de punta hueca, que se suelen utilizar cuando hay toma de rehenes, pero en este caso él estaba solo y ellos lo sabían. Es una bala totalmente destructiva. Le volaron la cabeza», expresa Donato.
Una de las primeras cosas que hizo Dona cuando la dejaron ingresar a la chacra fue pedirle a la Dra. Monge que secuestrara las cámaras. «Le dije ‘no va a ser la primera ni la última vez que en este país se pierden pruebas’. Me dijo que me quedara tranquila». Sin embargo, las pruebas se perdieron. Se habló de cámaras apagadas y de archivos borrados. «Ella tendría que haber estado presente. El GEOP hizo y deshizo, mató a mi viejo, movió el cuerpo, armó todo, nunca filmaron el operativo», detalla la hija.
Entre las irregularidades, destaca la presencia de Gendarmería, que no consta en la causa pero sin embargo estuvo presente durante toda la jornada posterior al hecho. «La Dra. Monge me dijo que había pedido la presencia de Gendarmería y el Juez lo desestimó. Y estaban en la puerta, mi hermano los vio cuando bajó a buscar una campera. Yo me fui a la noche y seguían ahí. Y en la causa no hay un solo papel que constate que el Juez desestimó que la Gendarmería ingrese», agrega. En una de las últimas reuniones con los abogados que representan a los hijos, Monge cambió el relato y dijo que no había podido llamar a Gendarmería porque «no tenía señal». «Son excusas estúpidas que me sorprenden viniendo de un personal que está capacitado», opina.
La recolección de evidencia también dejó mucho que desear: los hijos hablan de fotografías con pésima resolución, mal tomadas, cámaras que se quedaban sin batería. «La cantidad de contracciones entre el informe del GEOP y el de la Policía es tremenda. Yo no soy abogada, pero leyendo todo me doy cuenta que hay un montón de elementos para pedir la apertura de investigación», dice Dona.
Denuncian que ahora, en lugar de investigar a los efectivos presentes en el operativo, están enfocados en investigar a John: «Investigaron a mi papá, a su entorno, que no está mal, pero a la otra parte no la han investigado nada», remarca Dona. «La persona que le disparó a mi papá sigue manejando un arma, no fue corrido de su cargo, todo sigue con normalidad. La Fiscalía debería investigarlos. Mi papá ya no está para defenderse, lo vamos a defender nosotros. Pero me parece muy bajo».
Consultados sobre la posibilidad de que se esclarezcan los hechos, se mostraron escépticos: «Yo estoy bastante desilusionada con la Justicia», opinó Dona. «Vamos a seguir la lucha, pero vemos que la Justicia tiene pocas ganas de trabajar».
«Sabemos que esta misma gente ha resuelto casos en meses. Esto no se va a resolver tan rápido porque es más rápido, pero que no digan que no hay pruebas o que el operativo fue un éxito. No fue un éxito: se perdió una vida», sostiene Donato. «Ellos prometieron investigar, dijeron que estaba todo mal hecho. Queremos una respuesta, no solamente nosotros sino toda la comunidad».