A los comedores asisten a 46 familias y 70 niños con bolsones de alimentos, viandas y un sinfín de actividades recreativas. Actualmente, se encuentran en la búsqueda de colaboradores y potenciando las campañas solidarias en el marco del Día de las Infancias.
Marion Pérez Barrias, referente del Comedor Mi Lugar, dialogó con Crónica sobre la trayectoria del espacio y las campañas que están impulsando actualmente. Asimismo, al vivir de cerca las realidades de las familias, explicó cómo después de la pandemia, las necesidades de las personas aumentaron aún más.
Los comedores comenzaron su actividad en agosto de 2018 como merendero. “Iniciamos dándoles solamente la leche a una pequeña franja de niños del Abel Amaya”, indicó.
Luego de un tiempo, la crisis económica del país se hizo notar en el barrio y golpeó fuertemente a los bolsillos de los vecinos, “ahí decidimos iniciar con el almuerzo”. Además, en ese momento asistían cerca de 30 niños los sábados, para realizar diferentes actividades como, “juegos, talleres de arte, actividades recreativas, salidas al cine, visitas a los bomberos, actividades que están ligadas con escuelas en los proyectos solidarios que hacen las escuelas secundarias, etc.”, indicó.
Después, llegó la pandemia, momento que profundizó aún más la crisis. En ese tiempo, fue cuando desde la organización del comedor, impulsaron el carácter de la Asociación Civil para comenzar a trabajar para la comunidad en general y con otras instituciones. “Llegamos a cocinar 500 viandas y venía gente de otros barrios a buscar viandas, bolsones de comida, productos de limpieza e higiene”.
Asimismo, el espacio además de ser un comedor comunitario, intenta abarcar todo tipo de elementos de primera necesidad para los niños y familias, como útiles escolares, zapatillas, caloventores, nylon y medicamentos. “Siempre tratamos de acompañar a las familias que tienen situaciones más vulnerables y más que nada por el objetivo común que es ayudar a estos niños que justo le toca vivir estas situaciones”.
“Actualmente cuesta mucho más conseguir donaciones que en otro momento”
La pandemia y la crisis económica, significaron un antes y después al momento de percibir las donaciones. “Al principio, todo el mundo colaboraba así que no nos resultaba tan difícil conseguir las donaciones, después ya costó más y actualmente cuesta mucho más conseguir donaciones que en otro momento”, manifestó.
Asimismo, agregó que “lo mismo que las familias que están más necesitadas; notamos que las familias se acercan más, necesitan que los acompañemos con más bolsones alimentarios y viandas. Otras cuestiones, ya tienen que ver con que les cortan la luz, no tienen dinero para la garrafa. Cuestiones que por ahí podían solventar y ahora ya no”.
En este contexto, recalcó la importancia del acompañamiento con las actividades recreativas en la vida de las infancias, como los diversos talleres en donde, además de aprender, los niños y niñas se vinculan con otros. “Las familias no tienen ese derecho y al tener vulnerado otras situaciones de necesidades básicas, lo recreativo queda a un lado”.
Después de la pandemia, la demanda fue tanta que en los comedores se concentró solamente en las familias del barrio. “Fuimos buscando en los otros barrios, otras asociaciones y comedores como para que se puedan hacer cargo de estas familias y las fuimos derivando y nosotros quedándonos solamente con la gente de acá de alrededor del Abel Amaya”.
En la búsqueda de voluntarios y colaboradores para los comedores
Si bien el comedor cuenta con voluntarios activos, “se hacen muy pocos porque se nos complica con el trabajo personal de cada uno”, explicó Pérez Barrias.
Por esa razón se encuentran en la búsqueda de colaboradores nuevos que puedan asistir los días sábados de 9 a 14, principalmente en el área de cocina. “Es donde más necesitamos manos, para cortar y picar. Si bien no es necesario quedarse toda la franja horaria muchos se terminan quedando porque es muy lindo el trabajo, te llena el alma, es donar un poco de tu tiempo”.
Al ser una Asociación Civil, se abona una mínima cuota de $500, siendo uno de los principales ingresos del comedor, sumado a las donaciones de los propios vecinos, asociaciones, fundaciones, negocios, rotiserías, entre otros.
“Estamos pidiendo también que las instituciones o las empresas nos puedan dar un dinero, mensual, como para poder tener un dinero para esta situación y poder cocinar” y agregó que “sacamos la cuenta que actualmente para poder cocinar, cerca de 180 viandas todos los sábados, necesitamos aproximadamente 25 mil pesos, por semana”, recalcó Pérez Barrias haciendo hincapié en una alimentación nutritiva para la que utilizan leña.
Campañas solidarias
En el marco del Día de las Infancias, están recibiendo donaciones de golosinas, cereales, galletitas, alfajores y un juguete nuevo o usado en buenas condiciones para los 70 niños y poder festejar el Día de la Niñez, que celebrarán el 28 de agosto.
Por otro lado, se encuentran en la búsqueda de padrinos o madrinas que quieran apadrinar a uno de los 70 niños y regalarle un par de zapatillas nuevas. “No es necesario que sea una sola persona, puede ser un matrimonio, una familia o grupo de amigos que quiera apadrinar a un niño del comedor y regalarle un par de zapatillas. Nosotros le daríamos el nombre, la edad y el número de calzado”, explicó. En este momento recibieron 20 pares de zapatillas, por lo que faltan 50, “así que esperemos poder lograrlo”, dijo.
Para más información, el Comedor Mi Lugar, que se encuentra ubicado en la avenida Chile 2.245 del barrio Abel Amaya, cuenta con página de Facebook e Instagram y quien desee colaborar con donaciones, se puede contactar al teléfono 297 509 2888.