El Día de la Madre, que tradicionalmente se ha celebrado con regalos y muestras de cariño, se enfrenta a un desafío sin precedentes este año. La economía argentina atraviesa un período de alta inflación y dificultades económicas que han llevado a una notable baja en la demanda de compra de regalos y productos relacionados con la fecha.
La inflación, que es una constante en Argentina, erosiona cada vez más el poder adquisitivo de la población. Los precios, tanto de bienes como de servicios, han aumentado significativamente, lo que ha llevado a una caída en el consumo en general, considerando que muchos sueldos se mantienen y se encuentran por debajo de la canasta básica.
En este sentido, los argentinos se han vuelto más cautelosos con sus gastos, priorizando las necesidades básicas y recortando los gastos discrecionales. Los precios de los alimentos han subido considerablemente, y muchas familias se esfuerzan por llegar a fin de mes.
Es así que esta incertidumbre económica ha llevado a las familias a asegurarse en que haya suficiente comida en la mesa del domingo, antes de considerar la compra de regalos para el Día de la Madre.