Hasta la semana pasada, Javier Milei estuvo ocupado principalmente en mantener amalgamado al frente de La Libertad Avanza (LLA) en medio de las deserciones -o amenazas de deserción- derivadas del pacto con Patricia Bullrich. Pero en los últimos días empezó a ocuparse crecientemente de la preparación del debate presidencial contra Sergio Massa (Unión por la Patria), una de las dos instancias decisivas de la carrera hacia el balotaje del 19 de noviembre, junto al cierre de campaña que -en su caso- se celebrará en Córdoba la semana que viene.
La estrategia para el domingo será, principalmente, evitar a toda costa los errores. Los asesores del candidato parten de la base de que no tienen tanto para ganar como para perder en el debate y Milei tratará, en la línea de las últimas dos semanas, apostar a lo seguro. “Salvo que alguno de los se equivoque fuerte, no vemos que el debate cambie mucho la situación”, opinó, sin demasiado entusiasmo, un asesor de la primera línea libertaria.
En LLA están convencidos de que Massa arremeterá con golpes bajos para descalificarlo y “bajarle el precio”; por eso, creen que la clave estará en que Milei logre mantener la calma. Su prioridad será prevenir cualquier muestra de la inestabilidad emocional que le adjudican en el oficialismo, como ocurrió durante la entrevista con A24 en días donde se lo vio muy nervioso después de los últimos comicios. “Sergio va a tratar de sacarlo con chicanas feas, pero nosotros lo vemos tranquilo. No creemos que se enoje”, dijeron.
La táctica no sólo será defensiva. Para atacar a su rival, Milei pondrá el foco en la gestión económica que Massa lidera desde hace más de un año, pintándola como un fracaso total, anclado en la inflación y el manejo de la deuda, entre otros puntos. Una vez más, utilizará sus conocimientos técnicos en el área que mejor conoce para dañar a su contrincante. Y no deberían esperarse sorpresas para ese día, advirtieron en el comando de campaña libertario.
Milei decidió desde las Generales dejar de innovar con propuestas que puedan poner en peligro la cosecha de adhesiones. Decidido a crecer desde la base del 30% que obtuvo en las PASO y las Generales, su apuesta es a ratificar aquellos conceptos que le funcionaron, como los de ”la casta, la motosierra y la dolarización”, según enumeraron en su círculo de confianza. “La estrategia es que Javier sea Javier”, agregó un alfil libertario sobre el plan para el domingo.
Por ahora se reservan si utilizarán el caso de espionaje ilegal que se investiga en la Justicia, donde aparece involucrado el diputado nacional Rodolfo Tailhade. Milei evitó cuestionar a Massa por ese tema y en su entorno, por lo bajo, admitieron que tienen dudas sobre la responsabilidad del actual candidato en las maniobras. Así, se diferenciaron de Bullrich, que vinculó directamente al ministro con el escándalo por la intervención de un funcionario de AFIP, Fabián “Conu” Rodríguez.
En la antesala del primer debate, en agosto, Milei había “concentrado” en su casa durante la semana previa, prácticamente sin actividades por fuera de estudiar para asegurarse una buena performance. Ahora, para el tercero y último, hará lo propio en el Hotel Libertador, que se transformó desde el fin de semana de las elecciones generales en su búnker definitivo, donde pasa la mayor cantidad de tiempo entre llamadas telefónicas, chats y reuniones políticas con dirigentes propios y de otros partidos.
Para llegar preparado y descansado, al igual que aquella primera vez, tiene planeado bloquear todo tipo de actividad pública en la previa, pero con menor margen de tiempo. Recién a partir del próximo viernes se dedicará, por 48 horas, a repasar los mensajes que quiere transmitir, y su estrategia defensiva. Se recluirá sin excepciones, y ya suspendió el acto que tenía planeado encabezar desde hace dos semanas en el Parque Lezama para convencer a los porteños de que lo acompañen.
Para el debate lo asesoran el especialista en opinión pública, Santiago Caputo, discípulo del consultor Jaime Durán Barba y partícipe de la campaña presidencial de Mauricio Macri, que se sumó el año pasado a las “fuerzas del cielo” por medio de Ramiro Marra, su amigo de la adolescencia y cofundador de LLA. También su hermana, Karina, y el equipo técnico coordinado por su confidente, Nicolás Posse, ex empresario devenido en asesor político y eventual jefe de Gabinete.
También recibió consejos del ex presidente, que venía ayudándolo desde hace meses en las sombras. Desde el pacto post-electoral entre PRO y LLA en el entorno de Milei blanquearon que se consolidó como especie de guía del libertario, en simultáneo a las conversaciones con su grupo más cercano. Pero sus orientaciones son ocasionales y no sistemáticas, a diferencia de su equipo, que trabaja a tiempo completo en prepararlo para el confrontación final contra el ministro de Economía.