Tiene 34 años, es la primera vez que tuvo que enfrentarse a un incendio de la magnitud y voracidad como el que está activo en Los Alerces, en un lugar absolutamente desconocido para ella. Nos contó cómo fue tomar la decisión, sus emociones, y lo que fue estar en esa línea de batalla frente a las llamas.
«Tengo 34 años, soy estudiante de Enfermería y trabajo en el COSE», comenzó la charla Noelia Acuña, una bombera de Rawson, que estuvo siete días combatiendo al fuego en el Parque Nacional Los Alerces. Le contó a sus familiares que se iba a la cordillera, pero «saben que no me pueden frenar» y reveló un dato que resume su dedicación a la actividad bomberil: «La semana pasada, justo, había empezado mis vacaciones en el trabajo».
Llegó el equipo de relevo y este jueves 8 de febrero emprendió el regreso a la capital provincial, como tantos héroes que lucharon a destajo para tratar de controlar y sofocar las llamas que ganaban terreno con una voracidad increíble. No se olvidará más esta experiencia, la cual trató de registrar en imágenes, donde nunca ocultó su sonrisa: quizás esa energía le sirvió para no decaer en los momentos más complicados.
«Es la primera vez que me toca participar en un incendio así. Primero, tenía todas las expectativas, porque es un incendio de grandes magnitudes en un lugar desconocido, porque al ser bombera de la costa, del valle, no tenemos la práctica en esa clase de terreno de montaña, con esa vegetación y tipo de incendio», relató a EL CHUBUT Digital.
Noelia contó que había bomberos voluntarios de muchos lugares, brigadistas provinciales y nacionales; con «el objetivo común de que no avanzara el fuego. Se hizo un trabajo enorme» y -se emociona al decirlo- «se me infla el pecho por los compañeros brigadistas, son unos genios».
Los primeros días le tocó estar en el parque, haciendo fajas para que el fuego no avanzara, trabajando con herramientas manuales y abriendo senderos con machetes. «El fuego se movía a una velocidad increíble y el viento cumplía un papel fundamental: a veces nos corría, nos apuraba», dijo Noelia, repasando mentalmente cada momento.
«Es un trabajo tremendo, que desgasta. Yo cumplo mi papel de bombera con mucho orgullo, y cada vez que veía el fuego avanzar, buscaba hacer un mejor trabajo limpiando haciendo la faja, para no permitir que avance», relató la valletana, quien combatió el incendio en un terreno en el cual no estaba acostumbrada.
«Era muy triste volver al otro día y ver que el fuego avanzaba con mucha fuerza, porque todo el trabajo que hacíamos parecía que no lo frenaba», agregó.
La bombera rawsense dijo que «viví a pleno» la labor realizada y «con muchas emociones. Llegamos con total predisposición al trabajo y con el único objetivo de que el fuego no avanzara».
Noelia manifestó que «en estos últimos días, me toco trabajar en la estancia La Escondida, con mucho viento y humo. Es incómodo trabajar así, porque el humo te asfixia, el calor agota, el viento y la tierra no te dejan ver bien». En esos momentos, remarcó que «tenés que estar muy segura en tus decisiones y acciones. Con mis compañeros venimos trabajando hace varios años juntos, y confiamos en nuestro trabajo».
«El fuego calienta, el cuerpo se cansa, pero nosotros continuamos igual».
A minutos de partir rumbo a Rawson, recordó que «ni pensó» a la hora de decidir viajar a la cordillera. «Le dije: sí, de una. Es más, me adelanté y avisé que en el trabajo estaba de vacaciones».
Hace 10 años que es bombera. Sus padres ya están acostumbrados, no la pueden frenar, aunque el miedo seguramente estará presente en cada una de sus salidas. Ellos me acompañan, solo me pidieron que me cuide», finalizó Noelia, una heroína que brindó su humanidad para combatir las llamas en la cordillera, desconociendo el terreno, y entregando toda su energía, cuerpo y alma.
Este jueves deja Esquel, mirará hacia atrás y verá la columna de humo. Tendrá miles de sensaciones y, seguramente, no querrá irse. Sabe que fueron siete días agotadores, con el deber cumplido y que hay otras bomberas, bomberos y brigadistas que seguirán combatiendo las llamas.