La producción ovina en la zona central del país viene de años de crecimiento, pero en la Patagonia sucede lo contrario y eso tiene que ver con los diferentes frentes de batalla que tienen los ganaderos de la región, que cada vez son más.
Hace unos años el volcán Peyehue castigó duramente a la actividad, luego hubo años de nevadas intensas y secas pronunciadas. El productor sabe que muchas veces debe hacer frente a las inclemencias climáticas, es parte de la condición de posibilidad de toda actividad agropecuaria. El problema es cuando se meten en el medio otros temas que, por no estar bien regulados, terminan perjudicando a quienes trabajan en el campo.
Gonzalo Abril es cuarta generación de productores de ovinos de Camarones, en Chubut. Sus bisabuelos llegaron desde Europa y se radicaron en una región que -si ahora es complicada para vivir y producir- en aquella época era toda una odisea.
“Mis bisabuelos y abuelos llegaron en 1890 desde Italia y España y aquí se afincaron. Yo espero hacer con mis hijos lo que hicieron ellos y dejarles el legado del amor por las ovejas”, dijo Gonzalo a Bichos de Campo.
En su campo se produce lana “ultrafina” que tiene un promedio de 18 micrones y como destino la exportación a Italia. “Ese es nuestro fuerte, también producimos corderos y tenemos genética, contamos con todo el abanico productivo y comercial, y además estaremos incursionando en la certificación para la obtención de bonos de carbono. El mercado te demanda estar en todos los sectores, en todas las áreas, con certificaciones, con lo último en tecnología, con lo último en genética, estamos permanentemente innovando en el campo”, explicó.
“El problema que tenemos es que hay mucha cantidad de campos abandonados en la provincia de Chubut, hay campos que se han comprado para producir hidrógeno verde, donde van a instalarse grandes parques de molinos eólicos. Vos sabés que los países que triunfan son los países que tienen energía barata y posibilidades de generar su propia energía, Argentina, sobre todo la Patagonia, es un gran desarrollador de energías económicas, como es la energía eólica, y tenemos problemas con fundaciones que han comprado los campos vecinos a mi establecimiento, con el afán de hacer turismo o hacer conservación”, relató.
No hay nada de malo en sí mismo en esas actividades. Las quejas de los laneros están en los problemas derivados de esas actividades.
“La realidad es que los depredadores están avanzando, tenemos cada vez más problemas con el puma, con el zorro colorado, y el avance importante del guanaco, que si bien no es un depredador directo del ganado ovino, sí es un competidor directo por el agua y por el pasto, y todos estos campos que no están en producción en este momento nos están generando un gran inconveniente a nosotros”.
El punto es la ausencia de política, de un Estado verdaderamente presente que genere regulaciones acordes al desarrollo de todas las actividades económicas y que permita una convivencia en la cual todos puedan desarrollarse.
“Nos encontramos con una falta de control del Estado a la proliferación de los guanacos, a la proliferación del puma y a la proliferación del zorro colorado, que son especies que no están en extinción, ni mucho menos, y que están en franco crecimiento. Estos campos que han quedado sin hacienda y sin productores, en algunos casos por falta de rentabilidad, y en otros por que han mutado su espíritu ganadero a otras alternativas, nos están generando a los que queremos seguir produciendo un gran inconveniente”.
Abril insistió: “necesitamos del Estado una replanificación de las formas de producción dentro de la provincia de Chubut. Hay que desarrollar políticas de Estado, ver qué es lo que se quiere hacer con un reordenamiento territorial”.
El problema con los parques eólicos es que se están radicando en campos de la zona que fueron vendidos por productores que salieron de la actividad y en los que no hay control de la proliferación de especies animales que afectan a los rodeos ovinos.
“Uno entiende que los parques eólicos van ser una gran fuente de riqueza para nuestro país, para nuestra provincia, pero necesitamos que los que queremos seguir trabajando lo podamos seguir haciendo. Hay que hablar estos temas, aunque sean incómodos y llegar a un acuerdo”.
Los productores de la zona cuentan que además hubo inversiones de fundaciones ambientalistas que no controlan el desarrollo de la fauna de forma adecuada.
“Hay fundaciones comprando campos en la región, y si hay gente comprando campos para fundaciones, digamos, ecológicas, por decirlo de alguna manera, y empresas radicando parques eólicos, es porque hay productores que se están yendo del sistema. Es una situación contraproducente porque Chubut es una provincia lanera por excelencia y esa lana se exporta en su gran medida generando las divisas”.
Abril contó que el proceso de transformación de campos dedicados a la ganadería ovina en parques eólicos se dio en el gobierno de Mauricio Macri.
“Hay un montón de campos que se compraron, sobre todo con el gobierno de Macri, que estaban con una ley que impedía la doble producción. Esa ley se revocó y dio la posibilidad que coexistan las dos actividades, lo cual no solucionó el problema. Lo que falta ahora es darle factibilidad a algunos productores para que vuelvan al sistema”.
Respecto de las fundaciones ecologistas dijo “compran grandes extensiones de campo sobre la línea de la costa pero solamente utilizan una pequeña porción de ese campo y el resto queda prácticamente a la buena de Dios y no se encargan del desarrollo de toda la fauna” como es el caso del guanaco que crece cada año de forma exponencial.
“Tiene que haber un ente gubernamental que estudie el tema y decida qué se quiere para el ecosistema. Hoy nos enfrentamos es un descontrol de la población del guanaco y de depredadores y se nos vuelve cada vez más difícil producir si no se articulan políticas de Estado, si no hay una legislación. Necesitamos que nuestros legisladores articulen qué es lo que se tiene que desarrollar y cómo se tiene que desarrollar cada actividad en cada uno de los lugares.