Investigadores desentrañaron uno de los misterios más intrigantes de la Luna: cómo experimentó una inversión sobre sí misma hace aproximadamente 4.500 millones de años, tras una colisión catastrófica que marcó el destino del sistema solar.
Según informa la Universidad de Arizona, un equipo de científicos liderado por Weigang Liang, Adrien Broquet y Jeff Andrews-Hanna del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, ha publicado en Nature Geoscience sus hallazgos sobre este fenómeno lunar.
El estudio no solo aclara las diferencias químicas entre las caras visible e invisible de la Luna, sino que también tiene implicaciones en la comprensión de la evolución de otros planetas.
El descubrimiento se basa en análisis de muestras de rocas lunares recogidas por las misiones Apolo y en modelos teóricos. Los investigadores utilizaron el campo gravitacional lunar para mapear la distribución de la ilmenita, un mineral que contiene titanio y hierro, después de la inversión lunar.
Estos datos, recogidos por el satélite GRAIL de la NASA en 2011, revelaron que las rocas ricas en ilmenita se acumularon en la cara cercana de la Luna, creando anomalías gravitacionales detectadas por GRAIL.
El estudio estima que la capa rica en ilmenita se formó hace más de 4.220 millones de años, desempeñando un papel crucial en el vulcanismo lunar posterior. Estos hallazgos enriquecen nuestra comprensión de la Luna y plantean nuevas preguntas sobre su evolución y la formación de su estructura interna.
«La Luna es fundamentalmente asimétrica en todos los sentidos», explicó Jeff Andrews-Hanna, resaltando la importancia de estas pruebas físicas para entender la fase crítica en la evolución lunar. «Resulta que la historia más antigua de la Luna está escrita bajo la superficie», continuó, «y solo hizo falta la combinación adecuada de modelos y datos para desvelar esa historia».