Kensington, un barrio ubicado en Filadelfia, Pensilvania, se convierte en el epicentro de una creciente crisis relacionada con el consumo de drogas, específicamente el fentanilo. Este lugar llama la atención debido a su alta tasa de indigencia y personas sin hogar, lo cual se refleja en las calles llenas de suciedad y desechos. Sin embargo, lo que realmente enciende las alarmas es la presencia de esta peligrosa droga.
El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, utilizado principalmente en la medicina para aliviar el dolor intenso. Sin embargo, su alta potencia y potencial adictivo lo convierten en una sustancia peligrosa. Las calles de Kensington reflejan una realidad cruda y desoladora: adicción, pobreza y desesperanza. Muchas personas consumen esta droga, tanto los residentes locales como aquellos que llegan desde otras áreas debido a la facilidad para conseguirla.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, alrededor de 500,000 personas pierden la vida en las últimas dos décadas debido a sobredosis relacionadas con opioides. El fentanilo desempeña un papel relevante en esta crisis, junto con otras drogas como la heroína. Esta situación lleva a la ciudad de Filadelfia a enfrentar una batalla cada vez más difícil contra esta mezcla mortal de fentanilo y xilacina, una sustancia que se mezcla comúnmente con el fentanilo.
En cuanto al costo de la droga en Kensington, se informa que el precio del «tranq» oscila entre 6 y 20 dólares, según la Administración de Control de Drogas (DEA). Además, se observa una modalidad alarmante entre los adictos, quienes pagan a otros para que encuentren sus venas y les administren la droga. Estos «bateadores» cobran entre 2 y 5 dólares por realizar esta tarea.
La situación en Kensington genera una profunda preocupación tanto a nivel local como nacional. La adicción al fentanilo lleva a un aumento significativo de las muertes por sobredosis en la ciudad, con el código postal de Kensington siendo el más afectado. Las personas que consumen esta droga describen cómo su adicción lleva a graves daños físicos y a una sensación de zombificación.
Recientemente, se revela que China financia la producción de fentanilo a nivel internacional, lo que agrava aún más la crisis de sobredosis en Estados Unidos. El gobierno chino proporciona incentivos económicos para la fabricación de los componentes químicos necesarios para la producción de estas drogas sintéticas y facilita su exportación, eludiendo las regulaciones estadounidenses. Esto genera críticas y preocupación por parte de los funcionarios estadounidenses, quienes consideran que China no toma medidas suficientes para mitigar la crisis del fentanilo en su país.