Julian Assange, que puede quedar libre hoy si un tribunal estadounidense ratifica su acuerdo de culpabilidad con las autoridades de ese país, se convirtió para sus seguidores en un símbolo de la libertad de información.
Tras 12 años encerrado, primero siete refugiado en la embajada de Ecuador y después cinco en una cárcel de máxima seguridad, el fundador de WikiLeaks ve cerca el final de la pesadilla.
Para dejar atrás ese mal sueño, un juez de las Islas Marianas, territorio estadounidense en el Pacífico, debe ratificar el acuerdo de culpabilidad alcanzado por el australiano de 52 años con las autoridades norteamericanas.
Stella Assange, esposa del fundador de WikiLeaks, que le espera ya en Australia, señaló a la cadena británica BBC que el acuerdo implicaba que su marido se declarara culpable de un cargo. “El cargo se refiere a actos de espionaje y a la obtención y divulgación de información sobre la defensa nacional”, dijo la esposa.
El anuncio de su probable puesta en libertad llega cuando la justicia británica debía examinar en julio un último recurso contra su extradición a Estados Unidos.
Familiares y amigos de Assange afirmaban que el australiano está mal de salud, tras 12 años encerrado, y su defensa insistió en los diferentes juicios sobre un riesgo de suicidio.
Castigo “ejemplar”
Assange, que creó en 2006 un medio de comunicación sin ánimo de lucro llamado WikiLeaks, publicó, según el sitio, más de 10 millones de documentos clasificados, proporcionados por fuentes anónimas.
El 5 de abril de 2010, WikiLeaks publicó un video filmado el 14 de julio de 2007, en el que se ve cómo soldados estadounidenses disparan al reportero de Reuters Namir Noor-Eldeen, a su ayudante y a otras nueve personas. La agencia Reuters había solicitado en numerosas ocasiones el material, que les fue negado sistemáticamente hasta que WikiLeaks lo consiguió inédito y, con su publicación puso en jaque acusó al aparato militar estadounidense por asesinatos de civiles.
El medio siguió revelando documentos secretos, filtrados desde el Pentágono sobre sus operaciones en Irak y Afganistán, además de correspondencia confidencial del gobierno de Estados Unidos y de sus embajadas.
En 2010, WikiLeaks estaba en su cota máxima de popularidad. El 25 de julio de ese año, en coalición con los periódicos “The Guardian”, “The New York Times” y “Der Spiegel”, se hicieron públicos unos 92.000 documentos sobre la Guerra de Afganistán producidos entre 2004 y 2009.
Fue entonces cuando empezó la persecución, a través de distintas denuncias. Primero, Suecia reclamó el apresamiento de Julian Assange, que entonces vivía en Reino Unido, acusándolo de haber violado a una mujer durante una visita a Estocolmo, cargo que sería luego abandonado. Mientras tanto, Washington sumaba cargos de espionaje, algunos que se castigan con pena de muerte.
En mayo de 2012 un tribunal de Londres accedió a su extradición a Suecia. Ante la sospecha de que era una maniobra para entregarlo a Estados Unidos, Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, donde estuvo siete años, durante el gobierno de Rafael Correa. Con la llegada al poder de Lenín Moreno, Ecuador dejó de darle asilo y, en abril de 2019, fue sacado a la fuerza de la embajada por la policía británica.
“Nuevo capítulo”
Su esposa Stella reveló en 2020 que tuvo dos hijos con Assange mientras vivía en la embajada y ella era parte de su equipo legal. “Lleva cinco años en pésimo estado de salud y quiere estar en contacto con la naturaleza. Ambos queremos comenzar este nuevo capítulo”, dijo la abogada de 40 años, nacida en Sudáfrica.
El fundador de WikiLeaks nació en Townsville, en el noreste australiano, sin conocer a su padre, John Shipton, separado de su madre antes del nacimiento de Julian. Luego, su madre se casó con Brett Assange, de quien él heredó su apellido.
Atraído por la informática de forma autodidacta, entre 2003 y 2006 estudió, en la Universidad de Melbourne, Física y Matemáticas, además de Filosofía, sin llegar a terminar ninguna carrera.
Eso no le impediría crear una página de internet, WikiLeaks, que se convirtió en símbolo de la libertad de información.
A un paso: aceptó un acuerdo de culpabilidad
Hay un principio de acuerdo entre Julian Assange y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que debe ser ratificado por un juez de las Islas Marianas, territorio estadounidense en el Pacífico. Implica que se declare culpable de un cargo que se refiere a “actos de espionaje y a la obtención y divulgación de información sobre defensa nacional”. El australiano dejó la prisión de Belmarsh, cerca de Londres, y tomó un vuelo con escala en Bangkok, antes de seguir hacia las Marianas.