La semana financiera arrancó con fuertes ventas y un desplome generalizado en las bolsas del mundo. Un cóctel de datos malos en la economía estadounidense sumados a un cambio en la política monetaria de Japón aumentó el temor a una recesión global.
Este martes, el humor mejoró y las acciones rebotaron. Sin embargo, cuando los números rojos se multiplican en las pantallas una pregunta surge entre los operadores: ¿puede ser este episodio el inicio de una crisis global más profunda?
“La economía de EEUU llegó a este momento en una situación más débil y el mercado cree que será difícil que pueda desacelerar la economía y bajar la tasa sin generar una recesión. Las caídas que vimos el lunes no nos preocupan, en tanto y en cuanto no generen un evento crediticio más profundo. Eso sería el peor escenario”, sostuvo Nicolás Max, director de Asset Management de Criteria.
Y añadió: “Si bien es un riesgo que está, no sabemos si se va a materializar porque para eso deberíamos conocer cómo están posicionados todos los fondos del mundo, a ver si en algún lado estas bajas generan un descalce grande. De todos modos, es un foco a seguir de cerca”.
A su turno, Pedro Siaba Serrate, jefe de research de PPI, coincidió en la visión: “Más allá de las bajas puntuales de las acciones o el aumento de los bonos del Tesoro de EEUU, lo que debería preocupar es lo que está debajo de la línea de flotación, como en la analogía del iceberg. Esto es, que haya alguna entidad que haya estado tomando crédito sin cumplir con las normas de riesgo. Eso podría contagiar a la economía real”.
De todos modos, para el analista la probabilidad de una situación de ese tipo no es tan grande, tras las lecciones aprendidas por el mercado hace poco. “En 2023 hubo una crisis bancaria regional en EEUU, con la caída del Banco de Silicon Valley y eso recordó la importancia de seguir las normas y de tener más de prudencia en las carteras de riesgo”, recordó. A eso, sumó que las tasas estuvieron altas en los últimos dos años, lo que desalienta el endeudamiento.
El impacto en la Argentina
El contagio en el mercado argentino del crack global no tuvo la dimensión de otras veces. Y eso fue bien recibido por los analistas. Esta vez, estar “fuera del mundo” y tener cepo cambiario jugó a favor. “No hay inversores extranjeros en el mercado argentino. Eso fue positivo y por eso los bonos no tuvieron una caída tan profunda. A los capitales locales tampoco les cambiaron tanto las condiciones como para salir a vender”, explicó Max.
“Todos tenemos el recuerdo de 2018, con la crisis de Turquía y su impacto en los mercados. La ventaja con respecto de aquel momento es que los países emergentes manejaron su macroeconomía mucho mejor. Entonces, llegan a esta etapa de riesgos de recesión global, en general, con amortiguadores bastante abultados. Hasta hace unos meses, no era el caso de la Argentina, pero la reacción que vimos en el mercado el lunes sorprendió para bien”, apuntó Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio.
Hacia los próximos meses, el mercado global descuenta una baja de la tasa de interés en Estados Unidos. Eso, a priori, es bueno para que la Argentina vuelva a emitir deuda, algo que necesita para refinanciar los vencimientos de US$16.000 millones previstos para 2025.
Sin embargo, los operadores coincidieron en que esta reducción en el costo internacional del dinero no sería por “las buenas” sino “por las malas”, es decir, debido a un temor a la recesión global que genere menos atractivo en inversiones de riesgo como un bono argentino.
“Hay dos factores contrapuestos. Primero, que la Reserva Federal empiece un ciclo de baja de tasa de interés, como se espera, es bueno para los emergentes, porque le da impulso a toda la renta fija. Por otro lado, también hay otros problemas, pero no por lo que pasó esta semana, sino que ya viene ocurriendo a lo largo del año: la debilidad que está teniendo el real brasileño y las monedas latinoamericanas, junto con la caída en el precio de los commodities agrícolas. Eso es lo que más complica, en un contexto de reservas netas negativas”, sostuvo Martín Polo, estratega de Cohen.
Por su parte, Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS, también remarcó que el impacto en la Argentina de una eventual recesión internacional estará focalizado en la performance de Brasil, con el real a la cabeza, y el valor de la soja.
“Esos factores podrían generar presión cambiaria y llevar a un deterioro mayor de la posición de reservas. De momento, la Argentina debe pensar más en los factores domésticos. Más que nada la remoción, idealmente eliminación, de los controles de cambios, algo que favorecerá tanto flujos como inversiones privadas”, cerró.