El gobierno de Javier Milei aplicó un fuerte aumento de tarifas este año para reducir los subsidios y llevar el precio del servicio de gas, luz, agua y transporte público más cerca de sus costos reales.
La gestión de Milei logró en menos de un año de mandato recomponer buena parte del atraso tarifario heredado.
Para una familia tipo –dos adultos y dos menores– de ingresos medios altos (no recibe subsidios), la canasta básica de servicios en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) le subió 370% de diciembre a septiembre, considerando los aumentos de consumo de gas y electricidad.
En diciembre, esa familia tipo destinaba $30.105 al mes a pagar los servicios de luz, gas, agua y transporte público. Este mes, sin embargo, destinó $141.543 por esa misma canasta, de los cuales $32.202 fueron a pagar la electricidad, $28.342 al gas, $24.762 el agua y $56.228 el transporte de colectivo.
La política del Gobierno
Apenas asumió Milei, el Gobierno impulsó la desintermediación de la política social. En diciembre de 2023, el 50% de los recursos se distribuía a través de intermediarios, mientras que el otro 50% se destinaba de manera directa a las familias. Para junio de 2024, esta distribución cambió significativamente, con un 82% de los recursos ejecutados mediante transferencias directas a las familias. Además, hubo un aumento del 100% de la AUH en enero de 2024 y la tarjeta alimentar durante el primer semestre. Desde julio, se actualizan, con una nueva fórmula de movilidad por decreto, las jubilaciones por inflación.
“Sin la nueva fórmula de actualización, la AUH se habría mantenido en un 27,3% de la canasta básica alimentaria. Sin embargo, gracias a la actualización del monto en enero, dicho poder de compra aumentó significativamente, alcanzando el 59,4% en agosto de 2024, lo que supone un incremento de 32,1 puntos porcentuales. El cambio de la fórmula de actualización a partir de julio de 2024 -ajustando el valor mensualmente por una fórmula basada en el IPC- garantiza que la AUH no pierda poder de compra”, indicaron fuentes del Ministerio de Capital Humano.
La AUH y la Asignación Universal por Embarazo (AUE) subieron en un 308% entre diciembre de 2023 y septiembre de 2024, según datos oficiales, y la Tarjeta Alimentar, un 137,5%. La inflación acumulada de diciembre incluido a agosto (último dato disponible) fue de 144,4%. El Gobierno, además, remarca el “fortalecimiento” del Plan 1000 días, que mostró incrementos de 1126% entre diciembre de 2023 y septiembre de este año. Por otra parte, afirman que se reforzaron las asistencias en comedores y merenderos (actualmente, se atienden unos 4834, según datos oficiales).
La opinión de los expertos
“Los dos números, los de pobreza y los de indigencia, muestran un salto enorme respecto al semestre anterior.
En el caso de la pobreza son 12,2 puntos porcentuales, algo inédito en la Argentina, salvo en grandes crisis como la de la salida de la convertibilidad”, advirtió Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas. “Esto habla de lo difícil de la situación socioeconómica.
La explicación replica lo que venía pasando en los últimos semestres que aumentó la pobreza, que es la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos, o sea, la inflación yendo por encima de los ingresos.
Solo que en este caso, claro, el salto fue mucho más grande después de la devaluación de diciembre, y el salto inflacionario de diciembre-enero. Ahí se perdió mucho poder adquisitivo. La pérdida de empleo contribuyó, pero muy marginalmente”, dijo.
El especialista afirmó que ve una leve mejora en el segundo trimestre frente al primero gracias a una recuperación de los ingresos.
“Muchas de las paritarias entran en juego recién en marzo y abril y entonces se capturan en el segundo trimestre y son paritarias que por ahí acumulan la pérdida o tratan de recuperar la pérdida de ingreso de los tres primeros meses del año. Y eso un poco ayudó entonces a esa caída de la pobreza. En definitiva, es un resultado súper negativo, esperado, pero no por esperado, deja de ser sorprendente por la magnitud”, advirtió.
“La tasa de pobreza alcanzó el 52,9% en el primer semestre de 2024 y la indigencia llegó al 18,1%. Hay claras diferencias geográficas en el dato de pobreza, mientras que en las regiones Noroeste y Noreste la tasa de pobreza fue de 57% y 62,9% respectivamente, en la región Patagonia fue de 49,1%”, explicó Martín González Rozada, director de la Maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). “En el caso de la indigencia, resultó más alta en la región Noreste con una incidencia de 23,2% y en el Gran Buenos Aires, donde alcanzó 19,8% influenciada por el comportamiento en los partidos del conurbano bonaerense, con una tasa de indigencia de 22,7%”, agregó el experto.
Rozada señaló que la tasa de pobreza informada es un promedio de la incidencia de la pobreza del primer trimestre del año, que fue de alrededor de 55%, y de la incidencia del segundo trimestre, que fue de aproximadamente 51%.
«Hacia adelante hay dos monstruos» explicó Agustín Salvia, coordinador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. “Uno es la caída de la pobreza estadística. Incluso en el tercer trimestre creo que sigue bajando, pero no con esta fuerza que tuvo la caída entre primero y segundo. Lo mismo la indigencia. En la medida que se recupere poco el consumo, eso mejora estadísticamente. Ahora, ese es el efecto estadístico. Diferenciémoslo del efecto real”, agregó.
Y explicó: “¿Por qué el efecto real? Porque en realidad vos estás teniendo un cambio de sistemas de precios. Las familias tienen que usar parte más de su presupuesto en pagar servicios públicos: agua, luz, transporte. Y en esta lógica se enfrentan con tener menor capacidad de consumo de otros bienes y servicios. Por lo tanto, es posible que la tendencia del segundo y tercer trimestre, una baja en el nivel de pobreza estadística, no se refleje necesariamente en mayor capacidad de consumo. Si bien no es la crisis del primer trimestre, buena parte de los aumentos de las remuneraciones, las jubilaciones, incluso para los sectores pobres, informales, no indigentes y de las mejoras en los programas sociales, se traslada a tener más gastos en transporte, en luz, agua, electricidad o mantenimiento de los servicios públicos”.