Existe la creencia que el cempasúchil, en los días que dura esta festividad, guía a las almas de vuelta a casa. En Ciudad de México, las personas que perdieron a un ser querido durante la pandemia utilizan la flor para honrar sus vidas.
La vida del cempasúchil refleja el ciclo de nuestra vida humana; la planta germina, crece, florece y muere. El color amarillo y anaranjado de la flor brilla por todo México cada año en los primeros días de noviembre durante el Día de Muertos, cuando las familias ponen las flores en los altares y cementerios para crear un camino y así guiar a sus seres queridos a casa.
Mi abuela murió de covid en octubre de 2020, justo en las fechas cuando el cempasúchil empieza aparecer en los mercados de Ciudad de México. Su muerte sucedió de forma repentina y fue una experiencia muy dolorosa para mi familia. Por las restricciones para reunirse entre las personas durante la pandemia en México, no se pudo realizar un funeral para ella.
Unos días después, mi primo Gabriel, quien vivía con mi abuela, fue a comprar los materiales para su primera ofrenda. Cuando vi la foto del altar en un mensaje de texto en un grupo de la familia, me conmovió la belleza de este regalo en su memoria. Lo puso él solo en el departamento en el que vivían juntos; fue la única ceremonia que él podía hacer para celebrar su vida.
Alrededor de su retrato, un brillo, como el de un rayito del sol, irradiaba del cempasúchil. Absorbido por su luminosidad, me pregunté qué otras manos habían tocado las flores en su camino a su altar. ¿Habrían vivido una pérdida similar? ¿Habrían podido celebrar a sus seres queridos?
Estas preguntas me llevaron a reconstruir el camino que esas flores habían recorrido: desde los campos donde se cosechan a los mercados donde son vendidas hasta el altar de mi abuela. En el camino, conocí a personas que también perdieron sus seres queridos por la covid y descubrí un significado más profundo del duelo tan particular que vivimos durante la pandemia.
Ya pasado el Día de Muertos, cuando la flor se marchita y cae, algunas semillas aparecen desde los mismos pétalos. Desde su propia muerte, el cempasúchil comienza un nuevo ciclo de vida.
Fuente documentalista. Sección de The New York Times.