Empate en el Monumental. El clásico entre el River Plate del poderío económico y el San Lorenzo de las carencias terminó en un empate 1 a 1 que no hizo notar esas diferencias adentro de la cancha, donde un Mas Monumental repleto terminó decepcionado por las prestaciones de estos dos grandes que llegan a fin de año arrastrando en definitiva otras ausencias fundamentales. las futbolísticas.
River recién consiguió desenredar la madeja que le tejió Miguel Russo a los 13 minutos del complemento con un golazo de Maximiliano Meza, el cuarto de su cosecha personal vistiendo la camiseta de la banda roja en 17 partidos.
El desarrollo previo también lo había tenido como dominador, pero las dos veces que llegó con chances de convertir en el primer tiempo siempre fueron obturadas por el arquero Gastón “Chila” Gómez.
Pero ese minuto fatídico para San Lorenzo lo pudo revertir cinco minutos después cuando Leandro González Pírez saltó de espaldas a la jugada pero con el brazo izquierdo extendido, para que la acción derivara en un penal que por gestión del VAR terminó en el empate visitante.
Pero la conversión de esa pena fue la que le dio color al partido, porque fue obra del español Iker Muniaín, quien siempre dijo que quería jugar en River, y definió con categoría al palo izquierdo de Franco Armani, que se arrojó hacia el otro lado.
Pero a partir de esa igualdad Russo “olió sangre” y decidió refrescar la línea de ataque cambiando a los dos delanteros, Ezequiel Cerutti y Alexis Cuello, por Andrés Vombergar e Iván Leguizamón.
Previamente Marcelo Gallardo había sacado a un generador de juego como Manuel Lanzini y un atacante como Facundo Colidio, para que los relevaran Gonzalo Martínez y Miguel Borja.
Parecia que el “Muñeco” también había “olido sangre”, pero le falló el olfato en ese momento, porque tras la inmediata igualdad sanlorencista todo River se descontroló, y entonces el juego más directo de la visita lo empezó a complicar.
Entonces Gallardo tuvo que volver a rectificar el motor de la mitad de la cancha y mandó a la cancha a Franco Mastantuono para tratar de recuperar el fútbol perdido con la salida de Lanzini. También entró el ex San Lorenzo, Adam Bareiro, para quemar las naves en ataque.
En definitiva era a esa altura un partido de entrenadores más que de jugadores, y el que acertara con alguna pieza mejor movida que su “ajedrecista” de enfrente, podía ganar la partida.
Pero nadie logró imponerse y al final fue tablas entre el River que está entrando por ahora como tercero por Tabla Anual a la Copa Libertadores del año que viene y el conflictuado pero “coherente” San Lorenzo que tiene en pie de guerra al plantel con la directiva por abultadas deudas económicas.
El River de un Gallardo que ya avisó que recién se sentirá pleno como entrenador “millonario” el “año que viene”, cuando pueda trabajar como a él le gusta, y que tratará de terminar este “como se pueda”. Claro que eso pareció no gustarle a sus hinchas, que en algunos casos despidió con silbidos al equipo.
Y el San Lorenzo de Russo, que además de los problemas económicos mencionados, tiene la negativa “coherencia” de ocupar la misma mala posición, el 22do lugar, tanto en el campeonato como en la Tabla Anual.
En la próxima jornada, 26ta. y penúltima del certamen, River recibirá a Rosario Central y San Lorenzo visitará a Argentinos Juniors.